13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

5 de mayo de 2015

Paul-Hervé

Cuenta Paul-Hervé Paquet sobre sí mismo que es «hijo de una maestra de primaria pública y de un campesino alpino convertido por necesidad en obrero». Y que cuando en 1988 llegó desde su Francia natal para instalarse en la soleada Alicante, trajo junto con su equipaje la afición por la lectura. Afición que le llevaría a comprar habitualmente uno de los tres únicos ejemplares (los otros dos los devolvían) del semanario Courrier International que llegaban a un céntrico kiosco de la ciudad: una selección de los mejores artículos publicados en el mundo entero, traducidos al francés.

Mas no fue ahí donde se topó con unos párrafos que le resultaron familiares, sino en una columna del Magazine del 11 de marzo de 2001, el dominical del diario catalán La Vanguardia. Se titulaba «Como Dios manda», y venía firmada por el famoso escritor e intelectual Quim Monzó. Tal fuerza adquirieron en el galo sus dudas, que le empujaron a buscar un número anterior del Courrier: el 536 en concreto, correspondiente a la semana del 8 al 14 de febrero de ese mismo año. O sea, de hacía apenas un mes. Y fue en la página 20 donde realizó una comparación con «Au pays des mormons, un vidéoclub qui expurge les films», la transcripción de un texto originalmente presentado en The New York Times por Michael Janofsky sobre un videoclub de Utah cuyos moralistas propietarios censuraban las cintas en alquiler, detectando abrumadoras similitudes:
Courrier International, nº 536, 8-14/02/2001
Magazine de La Vanguardia, 11/03/2001




«Dans la version “propre” de Titanic, Leonardo Di Caprio et Kate Winslet n'apparaissent Jamais dévêtus; dans La Liste de Schindier, Liam Neeson, qui incarne Schindler, n'a pas de relations extraconjugales; dans Il faut sauver le soldat Ryan, les combattants meurent aussi, mais ils saignent moins».

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«En la versión de “Titanic” que alquilan, Leonardo Di Caprio y Kate Winslet no salen desnudos ni un solo instante. En “La lista de Schindler”, el señor Schindler no tiene ningún lío extraconyugal. En “Salvar al soldado Ryan” los hombres mueren, pero se ve mucha menos sangre».


«70% des habitants de l'Utah sont mormons, ce qui explique l'énorme influence de cette Eglise sur tous les aspects de la vie».

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«El 70 por ciento de los habitantes del estado son mormones y la influencia de esa iglesia sobre la vida cotidiana es enorme».

En la siguiente pieza periodística que nuestro sagaz investigador localizó creyó encontrar todavía más coincidencias. Venía también en el Magazine, de fecha 29 de abril en esta ocasión. Y nuevamente firmada por Monzó: «Números de teléfono». A Paul-Hervé Paquet se le antojó prácticamente calcada de un artículo, primero impreso en el Diario della Settimana, de Roma, y luego reproducido en la edición 541 de Courrier International con el título «8, ça va. 4... bonjour les dégats!» (algo así como: ‘8, vale. 4... ¡mucho cuidado!’). Y que parecía haberse anticipado un mes y medio en detallar curiosidades sobre la poderosa influencia de las supersticiones en la vida de los chinos:
Courrier International, nº 541, 15-21/03/2001
Magazine de La Vanguardia, 29/04/2001




«A chaque chiffre, en effet, est associée une “vertu”, un élément particulier qui en fait un numéro faste ou á fuir comme la peste. Des mathématiques peuvent dépendre le choix d'une adresse, l'achat d'une voiture (en fonction de sa plaque)».

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«Toda cifra está asociada a una categoría (positiva o negativa), de forma que no hay ninguna que no signifique algo. Hasta tal punto que muchos ciudadanos renuncian a aceptar tal casa o tal matrícula para su coche porque el número no les acaba de gustar del todo».


«Le plus demandé est le 8, qui représente la prospérité. Avoir quatre ou cinq 8 á a fin de son numéro de téléphone est un vrai status symbol».

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«El 8 es el más solicitado, porque representa la prosperidad. Tener un número de teléfono con cuatro o cinco ochos impresiona».


«Le 9, qui suggère la longévité et le 6 (homonyme de la joie, ou de ce qui perdure, selon les dialectes) sont eux aussi assez populaires, mais, pour bien faire, il faut que ces deux chiffres soient couplés».

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«El 9 insinúa longevidad. El 6, en según qué dialectos, indica alegría, “lo que perdura”... Para que alegría y longevidad se potencie mutuamente, el 6 y el 9 deben ir juntos».


«D'aucuns vont jusqu'à considérer certaines combinaisons comme propices. La séquence 518, en mandarin, évoque la phrase: “Je veux devenir riche”; 289, en cantonais, rappelle le vœux: “longue prospérité”».

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«Hay secuencias especialmente afortunadas. La 518, que en mandarín evoca la frase: "Quiero hacerme rico". La 289, que en cantonés recuerda: “¡Larga prosperidad!”».


«Le chiffre 4, en revanche, est á éviter á tout prix. C'est que 4, en mandarin, se prononce “si”, un son évoquant furieusement le mot “mort”».

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«La cifra que hay que evitar como sea es el 4, porque en mandarín, su sonido recuerda al de la palabra “muerte”».
Y un episodio más: otro artículo de ese mismo número 541 del Courrier (con la diferencia de que si aquel estaba en la página 698, este ocupaba la 71), transcrito con el título «Se détacher de ses biens á coups de marteau», y procedente de The New York Times Magazine, en contraposición con lo que Paul-Hervé Paquet terminó definiendo como «una traducción casi literal del mismo texto»: «El arte», impreso unos 45 días después:
Courrier International, nº 541, 15-21/03/2001
Magazine de La Vanguardia, 06/05/2001




«J'ai fait un inventaire de tous mes biens matériels, livres, disques, vieilles lettres d'amour et même ma Saab 900. la canadienne que m'avait donnée mon père».

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«A tal efecto, empezó por levantar acta de todos sus bienes materiales: camisas, libros, objetos de cocina, televisores, cepillos de dientes, cuadros, relojes, una cazadora que le regaló su padre».


«S'il s'agit d'un livre. nous arrachons la reliure et déchiquetons les pages; les chaînes hi-fi. nous les démontons. Pour les chemises, nous enlevons d'abord les boutons et ensuite les manches. Quant aux disques, ils sont détruits avec un marteau».

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«“Si se trata de un libro le arrancamos la encuadernación y despedazamos las páginas. Las cadenas de alta fidelidad las desmontamos pieza a pieza. En el caso de las camisas, quitamos primero los botones y luego las mangas. Los discos, directamente con un martillo».


«Les oeuvres d'art n'échappent pas ci ce traitement, les miennes et celles de mes amis. J'ai en ma possession un tableau de Gary Hume, une oeuvre de Tracey Emin et des travaux de Simon Patterson et lan Davenport. Avant de m'en prendre á leurs créations, je les ai appelés pour m'assurer qu'ils ne m'en voudraient pas. Lis m'ont donné leur feu vert: ils comprennent mon projet».

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«Las obras de arte no escapan a ese tratamiento, tanto las mías como las de mis amigos”. Amigos que llevan por nombre Gary Hume, Tracey Emin o lan Davenport, y cuyos cuadros o esculturas debían de valer una pasta gansa. Para no ofenderlos innecesariamente, antes de destruir sus obras, Landy los ha telefoneado para explicarles el concepto artístico del asunto, explicaciones a las que los artistas reseñados han respondido con gran comprensión, entusiasmados por el proyecto».


«Nous sommes tous confrontés á des choix de consommateurs, alors i'ai choisi de détruire tous
mes biens. Oxford Street, une grande rué commerçante qui n'a rien á voir avec une galerie d'art».

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«Todos nos enfrentamos a situaciones en las que, como consumidores, debemos elegir. Entonces yo he escogido destruir todos mis bienes”. Oxford Street es una calle comercial de primera».


«Les gens viennent avec des sacs remplis d'achats et parfois tombent sur des choses semblables á celles qu'ils viennent d'acheter. Je pensais que les gens réagiraient violemment mais, en fait, les gens sont très touchés et font preuve d'une grande sensibilité et de beaucoup de générosité».

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«La gente que salía de las tiendas cercanas cargada con bolsas llenas de objetos iguales a los que él y sus doce apóstoles destruían pacientemente. temía que la gente reaccionara incluso con violencia. “han dado pruebas de una gran sensibilidad y de mucha generosidad”».
Aquello ya era demasiado. Ese mismo mes de mayo de 2001, Paul-Hervé Paquet decidió hacer públicas sus acusaciones en El Raspeig, un pequeño periódico local de San Vicente de Raspeig, en la provincia de Alicante.

De las 48 líneas de texto que componen «8, ça va.
4... bonjour les dégats!», 43 son semejantes a lo
publicado semanas después por Quim Monzó con
otro título: el 90% del artículo original
Consideraba los hechos de especial gravedad, pues a la apropiación intelectual supuestamente cometida por el multigalardonado (Premio Ciudad de Barcelona de narrativa, Premio Nacional de Literatura de la Generalidad de Cataluña, Premio Prudenci Bertrana de novela, Premio Lletra d'Or, Premio de los Escritores Catalanes y Premio Maria Àngels Anglada, entre otros) y célebre literato barcelonés ―quien, en su opinión, no mencionaba a «los legítimos autores de los escritos», ni entrecomillaba tampoco sus frases «para indicar que se está citando a otro autor»―, cabía sumar el nada despreciable aspecto dinerario, crematístico, económico, pecuniario. Retributivo:
«De citar a plagiar hay un camino que no se debe recorrer, pero Quim Monzó no se deja intimidar por tales pequeñeces y cuando encuentra en la prensa un artículo que le gustaría haber escrito, lo copia y lo firma, así de fácil. ¡Ah, y cobra, claro! Pero por un trabajo que ha hecho otro, y es esto, a lo mejor, lo que hace que la cosa huela mal».
Y conjeturó:
«Este señor creía el mundo muy grande y muy remota la posibilidad de que, a uno de sus lectores, se le ocurra leer también la prensa internacional, descubriéndose así el pastel».
Por considerarles los máximos perjudicados, relata el avispado francés cómo notificó sus hallazgos al entonces director del dominical, José Antich, y al mismísimo Javier de Godó, Conde de Godó y presidente del grupo editor de La Vanguardia. Lo cual quizá tan solo sirviese para que alertaran al susodicho (ya que desde ese momento dejó de producirse... el “fenómeno”), pero de ninguno de ellos obtuvo jamás respuesta.

Aunque mayor extrañeza le causó el desinterés mostrado por la inmensa mayoría de empresas de la competencia, a pesar de que inundó con pruebas numerosas redacciones de prensa, emisoras de radio y cadenas de televisión. ¡Peor aun!: constató que estaba siendo censurado; en especial, por los medios estrechamente vinculados con la Generalidad de Cataluña. En una entrevista que el 23 de noviembre de 2001 concedió a Martín Sanz para la edición alicantina de El Mundo, Paul-Hervé Paquet declararía con rotundidad:
«Intenté contactar con otros medios de comunicación. pero nadie me hacía caso. Me han dicho que a este señor se le considera un semidiós, que es la vaca sagrada de Cataluña por su amistad con Jordi Pujol y que se beneficia de altas protecciones que lo hacen intocable».
Dispuesto a no amilanarse ni dejarse vencer («estoy cumpliendo con mi deber de ciudadano, nada más, no quiero fama y si me llevan a juicio y gano, donaré el dinero a la Sociedad General de Autores de España», aseguró en aquella conversación con el antedicho reportero), Paquet pronto comprendió que únicamente podía confiar en sus propios recursos para denunciar. Y puesto que entre los instrumentos que utilizaba figuraban los foros en la Red, varios habilidosos internautas se ofrecieron gentilmente a crearle un sitio web donde exponer sus pesquisas. Ellos lo diseñaron, lo pusieron en marcha y lo registraron precisamente con el dominio: Plagiosdequimmonzo.com. Y ha permanecido activo más de una década, desde el 20 de enero de 2002 hasta el último trimestre de 2013. Hoy, sólo es posible visitarlo acudiendo al siempre útil Archivo de Internet WayBack Machine.

Además de toda la información reunida hasta ahora en esta crónica del blog, allí reposa también el denominado «Posible Plagio #1». Y que, firmada el 13 de mayo ¡cómo no! por Quim Monzó bajo el título «Animalitos de Dios», consiste en otra muestra rebosante de paralelismos ―casuales o intencionados― con el artículo «Bébète show à Hollywood», que Lee Gomes escribió para The Wall Street Journal y Courrier International tenía editado en la página 71 de su número 544 desde cinco semanas antes:
Courrier International, nº 544, 5-11/04/2001
Magazine de La Vanguardia, 13/05/2001




«Car l'American Humane Association veille. Cette dernière est le groupe de surveillance dont dépend l'attestation familière que l'on retrouve á la fin de nombreux films: “Aucun animal n'a souffert lors du tournage de ce film”».

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«La web de la Asociación Humanitaria Americana, que desde entonces se ha dedicado a defender los derechos de los animales que aparecen en las películas y en las series de televisión. Es decir, esa frase misteriosa que aparece al final de muchas películas “Ningún animal ha sido lastimado durante el rodaje”».


«L'un de ses 25 inspecteurs sur le plateau pour vérifier qu'aucun animal ne sera effectivement blessé devant les caméras».

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«Son veintipico inspectores que comprueban que ningún animal sufra ante las cámaras».


«“Aucun animal” ne concerne pas que les chevaux, les chiens et les chats, mais aussi les crabes, les cafards et les mouches. Et même les asticots».

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«“Ningún animal” quiere decir exactamente eso: ninguno. Ni caballos, ni perros ni pájaros ni gatos ni peces Ni siquiera insectos».


«Dans L.A. Confidential, un officier de police découvre un cadavre en putréfaction sousune maison, couvert d'asticots. De véritables asticots ayant été engagés pour jouer leur propre rôle pendant le tournage, un observateur de l'association était sur place pour veiller á ce qu'ils ne soient pas maltraités».

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«Cuando rodaron aquella secuencia de “L.A. Confidential” en la que un policía descubre un cadáver putrefacto recubierto de gusanos blancos, había ahí un inspector que verificaba que ni uno solo de aquellos gusanos blancos padeciese el mínimo maltrato».


«Quand les dresseurs tombent sur une fourmi ou un cloporte mort de causes naturelles, ils le conservent dans leur congélateur, au cas où une production aurait ultérieurement besoin d'insectes défunts. Car il est bien sur hors de question de tuer une bestiole juste pour untournage».

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«Los encargados del atrezzo van por el mundo recogiendo toda mosca, hormiga o cucaracha muerta que encuentran. Las guardan en un congelador, convenientemente referenciadas. De forma que cuando para alguna secuencia se necesite una no haga falta más que descongelarla y así no matar a ninguna delante de las cámaras».
Al final, el tesón de Paul-Hervé Paquet rindió frutos y algunos medios de comunicación (aunque ninguno de estos, con sede en Cataluña) terminaron por hacerse eco de su particular cruzada: El Mundo (22-02-2002), Libertad Digital (25-02-2002), ABC (27-02-2002) y El País (27-02-2002); así como la revista de divulgación científica Muy Interesante (01-05-2002), la cual hizo mención dentro de un exhaustivo reportaje protagonizado por dos escritoras de plena actualidad en aquella época debido a las sospechas de plagio que pesaban sobre sus novelas: Ana Rosa Quintana y Lucía Etxebarria.

En Literaturas.com, Paul-Hervé confesó lo siguiente acerca de sus ignoradas comunicaciones a los responsables del rotativo en cuestión:
«A lo mejor, si se ponen en contacto conmigo, ellos o el mismo autor que tampoco pude contactar, la cosa quedaba un poco más discreta; pero al ver que no me contestaba ninguno, decidí ir a por todas y aquí está el resultado (de momento porque no pienso parar hasta conseguir, por lo menos, una entrevista con uno de ellos para que me den explicaciones)».
Al tiempo que dejó suspendida en el aire una incógnita:
«Se puede ir más allá y, ahora que la duda está permitida, pregunto yo: ―¿De los ochenta y seis cuentos firmados por Quim Monzó, cuántos son de la pluma de Quim Monzó?».