13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

20 de marzo de 2017

Epopeya de truhanes

08:38 h de la mañana del martes 14 de marzo: Jordi Basté recibe con honores en su mezquita radiofónica de El Món a RAC1 a los tres mártires por la causa, sólo horas después de la sentencia que les inmoló. Ceremonia del victimismo y de la mendacidad. Glorificación de unos golpistas. Narración en tono épico de lo que no es sino una vulgar fechoría.

Artur Mas, alias Gandhi. Alias Martin Luther King. Alias Rosa Parks. Con todos ellos se ha comparado. También con Nelson Mandela, sobre cuya figura cuenta que, casualmente, había visto una película en TVE1 la noche anterior (ya no ve TV3 ni Artur Mas, ha comentado alguien con sorna). Y de la cual extrajo una enseñanza vital que, entusiasmado, quiere transmitir a la audiencia:
«Para levantarte y para tirar adelante y para conseguir lo que quieras, tienes que pensar esto: “soy dueño de mi destino, soy capitán de mi alma”».
Imposible ser más cursi. De eso se nutre él a nivel cultural, de frases chorras escuchadas en escenas del cine. Apenas una semana antes, su antiguo compañero de partido Alfons López Tena ya había advertido contra su inanidad intelectual (El Mundo, 06-03-2017):
«A Mas lo colocó gente que pensaba que lo podía manejar bien como algo transitorio para esperar a Oriol Pujol. Mas es muy limitado: he sido asesor suyo durante siete años. No lee nada, y se jacta en público de ello. El resultado es el que se ve. Autoritario, rencoroso, y un político de cuarta regional. Serviría para cacique de un pueblo de la Sicilia interior».
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña le ha condenado a dos años de inhabilitación para cargo público por organizar el referéndum separatista el 9 de noviembre de 2014, y a 36.500 euros de multa —que ya hay quien está proponiendo pagar mediante solidaria colecta—. Artur Mas ha reaccionado acusando a España de que «tiene la democracia amputada»; mientras su sucesor en el cargo, Carles Puigdemont, ha ido más allá y amenaza:
«Lo que la Justicia española acaba de condenar lo indultará el pueblo de Cataluña en referéndum, votando».
Y es que el heredero político de Jordi Pujol y líder del PDeCAT personifica como nadie los efectos de la cruel opresión del Estado español, que cada mes le obliga a cobrar 9.122'32 euros de sueldo de ex presidente (BOE nº. 126, de 27 de mayo de 2003).

Quienes pretenden hurtar a los demás españoles su capacidad de decisión sobre un asunto de soberanía nacional, que afecta a todos,
continúan intentando colarnos su engañifa de que la democracia se reduce a votar —lo que sea y como sea—. Pero en realidad un
régimen democrático lo es cuando nadie está por encima de la Ley, empezando por los gobernantes; lo contrario es una tiranía

A su vera en el estudio de la hipersubvencionada emisora, Irene Rigau y Joana Ortega, Consejera de Enseñanza y vicepresidenta de la Generalidad respectivamente en la fecha de autos. Esta última ha acudido al programa aprovechando un momentito en que no estaba inflando su currículum vitae: en 2011, un diario digital destapó que no poseía el título académico con que se presentaba en la web de la Generalidad, en la de su partido (UDC), e incluso en su blog personal («Estudié en el Sagrado Corazón de Sarriá, y me licencié en Psicología en la Universidad de Barcelona»). Ortega —quien zanjó el asunto atribuyéndolo a un «error involuntario»— cumplía así una tradición largamente arraigada entre los nacionalistas; como el antedicho bachiller Puigdemont, que se ha hecho pasar por filólogo, o la tertuliana de Sálvame Deluxe Pilar Rahola, a quien un falso doctorado debió de parecerle poco y se autoadjudicó dos.

La tramposa ex vicepresidenta confiesa al imán Basté sentirse «enfadada, atónita» e «indignada» con la sanción judicial que la inhabilita durante un año y nueve meses, y la obliga al pago de 30.000 euros:
«¿Usted considera que es justa una ley que condena la democracia y que condena la posibilidad de que la gente se exprese de una manera pacífica y democrática? […] Lo que hicimos fue dar voz a la gente».
Una cínica argumentación la suya que únicamente puede calar en los muy desavisados, pues el fallo de la sentencia especifica con claridad que es por un «delito de desobediencia» al Tribunal Constitucional por lo que se les castiga.

También Irene Rigau se muestra desafiante. Los jueces la han encontrado culpable de habilitar centros educativos para la celebración de la «fiesta democrática», que es como ella se refiere al prohibido referéndum. Y niega que vaya a dejar su escaño en el Parlamento autonómico, pese a la pena de un año y seis meses de inhabilitación, con multa de 24.000 euros, que le han impuesto. Según Sueldospublicos.com, el año pasado cobró 71.267 euros como diputada de la candidatura electoral Junts pel Sí.

«Eran las urnas de la ilusión, no las urnas de cartón», corrige Joana Ortega con ridícula afectación cuando el locutor le recuerda la precariedad de medios con que se desarrolló la jornada del 9-N. Y Artur “Braveheart” Mas se apresura a apostillar, poniéndose pomposo:
«De la ilusión, Joana, y de la dignidad».

NOTA: Jordi Montull ha declarado en el juicio por el Caso Palau que Convergència cobraba comisiones del 4% a las empresas por la adjudicación de contratas, y no del 3% como se creía hasta ahora y como Pasqual Maragall denunció públicamente en la Cámara regional hace doce años. En una Cataluña independiente, ninguno de los implicados habría acabado rindiendo cuentas ante un tribunal.

2 comentarios:

  1. Lo que ninguno de estos/as caraduras dirá nunca es que no tienen ninguna atribución ni administrativa ni legal para poder hacer las felonías que hacen/proponen (y presumimos que harán). Sus cargos, sencillamente, no les habilitan a ello, con la legalidad vigente. Argumento sencillo de entender pero fácil de omitir para los susodichos/as. Una de las máximas de la democracia es respetar las reglas del juego, caso contrario nos convertimos en una república bolivariana (léase catalana también, porque en definitiva es lo que sería) cualquiera donde el In-Maduro de turno haga y deshaga en su sólo provecho personal, doctrina nada alejada del modus operandi de nuestros orgullosos y centenarios Presidents de la Generalitat, con urnas o en su última variante puestos a dedo en cualquier oscuro despacho de Sant Jaume. Como un amigo mío dice: "Esta gente quiere la independencia, pero no ser independientes". "No fuera a ser que hubiera que trabajar y pensar en los problemas reales de la gente: el paro, la sanidad, la educación, etc", le añado yo. Pero tranquilos, que de aquí a quince años aún estaremos hablando del "dret a decidir" o el "prusés democràtic i respetuós" que toque en esos momentos para seguir viviendo del momio y tapar las vergüenzas e incapacidades propias.

    Chorch A.

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  2. Magnífico análisis. El pruses apesta a burgueses nacionalistas con el brazo muy largo.

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