13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

20 de noviembre de 2011

El fin de una era

Hoy, día de las elecciones generales, termina uno de los periodos más negros de nuestra historia. Por fin se va del poder el que iba a salvar al mundo mediante la Alianza de Civilizaciones... y ha acabado hundiendo a España. El que dijo que gozábamos del sistema financiero más saludable. El que negó la crisis. El que dijo que Francia e Italia envidiaban nuestra economía. El que dijo que por la izquierda habíamos ya rebasado a los italianos, y se jactó de conducirnos hacia una renta per cápita superior a la de los galos. El que dijo y dijo. El que no dijo una verdad: José Luis Rodríguez Zapatiesta.

El que en 2004 fue elegido presidente del Gobierno por el terrorismo. El que resucitó a las dos Españas a base de reabrir viejas heridas, y las echó de nuevo a pelear. El que reivindicó la memoría histórica mientras se olvidaba de las víctimas del terrorismo. Y hasta las pateaba dejándolas sin subvenciones.

El de la ceja, el cejista, el chequista. El anticlerical. El guerracivilista. El vallisoletano que se ha hecho pasar por leonés. El de la cúpula de su amigo Barceló, a 80.000 la estalactita. El mecenas de la SGAE. El de la Z, el de la P. El del Plan E. Con e de estafa, de engaño, de embuste. De total esperpento.

El cursi de lo de que la tierra no pertenece a nadie, salvo al viento.

El que consiguió localizar a la mayor colección jamás conocida de inútiles, y les nombró ministros. El papá de Leire, de Moratinos, de Bibiana Aído. Y también del gasolinero Pepiño.

El hijo de Rubalcaba. Y hermano de cuantos tiranos hay desde Venezuela hasta Irán, pasando por La Habana; no nos olvidemos de La Habana. El promotor del inconstitucional Estatuto de Cataluña. El que se declaró conforme con las multas lingüísticas a los comerciantes, y ha excitado como nadie antes la voracidad de los nacionalismos. Que de aquellos polvos vienen estos lodos, y estamos como estamos por eso.

El del “proceso de paz”, antes y después de la voladura de la T4. El arrodillado ante los asesinos de la ETA, ante los secuestradores y mutiladores de la ETA. El que ha sentado de nuevo a Batasuna en las instituciones. El del chivatazo del Bar Faisán. Por fin se va.

El peor inquilino de La Moncloa. El bobo que se creyó listísimo. El que no sirve para el bien, pero bordaba como nadie hacer el mal. La vergüenza de España. La vergüenza del PSOE. La vergüenza de donde caiga. El que hasta ha sido ocultado por sus compañeros de partido durante la campaña electoral. El ausente, aquél cuya falta no se siente. Menos mal que ya no está.

Muchos de sus destrozos son irreversibles, carecen de solución. Otros, podrían tal vez restaurarse tras décadas de medidas drásticas y buenos gobiernos. Tal es el dañino alcance de su legado.

Ahora bien, que quien viene, y que no accede al cargo por méritos propios, sino por demérito del anterior, causará multitud de decepciones. Sobre todo en lo referente al gravísimo problema nacional de los separatismos. Al tiempo. Tiempo al tiempo.