13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

21 de diciembre de 2012

Año Mariano

Se cumple hoy el primer aniversario de la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, y la verdad es que en estos doce meses de mandato del PP la situación en España ha dado un vuelco espectacular.


Mariano Rajoy haciendo la rana en el mitin celebrado en la plaza
de toros de Valencia el 13 de noviembre de 2011, una semana
antes de su victoria electoral
Espectacular:
-El paro y la destrucción de empleo crecían con José Luis Rodríguez Zapatero y crecen con Mariano Rajoy, el cual sigue sin acometer, entre otras cosas, una imprescindible reestructuración de la Administración del Estado que la aligere de su insostenible exceso de políticos, cargos públicos y burocracia.
-España estaba al borde del rescate económico de la Unión Europea con ZP, y continúa a punto de ser rescatada ahora que gobierna Rajoy. De hecho, ya éste solicitó fondos europeos hace pocos meses para sanear nuestro sistema financiero.
-Tanto aquel que negó la crisis como su sucesor en el cargo han inyectado dinero público ―de nuestros impuestos― a la banca.
-El presidente de los «brotes verdes» subió los impuestos, y quien vino detrás los ha subido más aún.
-Pese a la grave situación económica del país y los recortes en áreas tan básicas como sanidad y educación, se sigue tirando dinero para traducción simultánea en el Senado.
-Burlando los informes policiales y la sentencia en contra del Tribunal Supremo, Rodríguez Zapatero legalizó a Batasuna y la sentó en las instituciones del Estado. Y ahí continúa con Rajoy.
-El anterior inquilino del Palacio de la Moncloa despreció y traicionó vergonzosamente a las víctimas del terrorismo, y el actual está obrando de la misma manera.
-El 7 de marzo de 2008, en el transcurso de una entrevista en la Cadena Ser, el presidente Zapatero se declaró partidario de las multas lingüísticas en Cataluña. Y Mariano Rajoy no evita ni se opone a que sigan imponiéndose.
-La Generalidad de Cataluña desacataba antes las numerosas sentencias del Tribunal Supremo (seis, hasta el momento) que ilegalizan la inmersión lingüística y las desacata ahora. Con total impunidad y jactándose públicamente, además, de perpetrarlo.
-Los niños de la región catalana no podían ser escolarizados en español con el Ejecutivo socialista, ni pueden serlo con el de los Populares. Ni uno ni otro han obligado a cumplir la legalidad.
-Artur Mas cobraba el doble que el presidente Zapatero, y el presidente Rajoy cobra la mitad que Artur Mas.
-El español, lengua oficial, sigue totalmente excluido de la vida pública por las Administraciones catalanas, que se comunican con los ciudadanos (señalizaciones de tráfico, indicadores viarios, paneles informativos, cartelería en los servicios y transportes públicos, correos, impresos...) sólo en catalán. Y ni el presidente compostelano está haciendo nada para impedirlo, ni el vallisoletano que se fingía leonés lo hizo tampoco. La complicidad, que no permisividad, de ambos con los secesionistas en su desafío permanente al orden constitucional y la conculcación sistemática de los derechos fundamentales podría calificarse de total.
-Con el PP, igual que con el PSOE, quienes de verdad mandan en España son los separatistas.
-Tanto con José Luis Rodríguez Zapatero como con Mariano Rajoy Brey, la cara maquinaria propagandística separatista ha ido incrementando peligrosamente su fomento del odio y la desafección a España entre la población. El enfrentamiento entre españoles es mayor cada día y todos parecemos abocados a un inminente desastre.
Entonces, ¿qué ha cambiado? ¿Qué es lo que ha cambiado?

5 comentarios:

  1. La conclusión es que los partidos políticos estatales no tienen agallas para coger el toro por los cuernos. PSOE y PP están presos de sus miserias y sus complicidades con los partidos nacionalistas. En España no se hace lo que se debería hacer y en lugar de ello se coge el BOE y se quita extra de navidad a los funcionarios, se sube el IVA, se apagan luces en plantas de hospitales para ahorrar, y cosas así.

    Medidas que, al parecer, son mejores que eliminar embajadas autonómicas que dan de comer a los adeptos a las causas autonomista e independentistas, suprimir decenas de canales televisivos autonómicos que solo generan pérdidas y sirven de enchufe a amigos y familiares, borrar gastos absurdos como la traducción simultánea en el Senado con todos los gastos que genera tal cosa ... pudiendo ser gratis, quitar administraciones duplicadas y con competencias que chocan, reducir el excesivo número de políticos en relación al número de habitantes, y otras muchas más (¿para qué 17 defensores del pueblo, por ejemplo?).

    Eso en lo público. Por que en lo privado también hay tela que cortar. Por ejemplo, en poner disciplina en cuestiones mercantiles como los pagarés de empresa.

    Y así nos va. Porca miseria.

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué os parece si promocionamos las listas abiertas? Se empezarían a arreglar muchos desaguisados. Otra opción es votar a partidos que no tengan compromisos, y puedan echar fuera a toda esta sarta de inútiles vividores de la política. No solamente queremos buenos estrategas económicos y políticos, sino con moral y honradez. Que sepan decir NO al aborto, NO al matrimonio del mismo sexo. Y que la escuela sea de excelencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las listas abiertas es algo que está en boca de mucha gente. Algo que debería hacerse. El ciudadano no sólo podría elegir a las personas que le ofrezcan confianza dentro de una lista de un partido sino que también puede votar candidatos de partidos distintos si esos candidatos le dan más confianza que otros. El gran problema es que tal cosa exige una modificación a fondo de la Ley Electoral que no les conviene a los propios partidos que han de modificarla. Es algo así como pedirles que se hagan el "harakiri".

      La única forma de conseguir modificaciones legales de este calado es que la sociedad empuje decididamente en esa dirección, un movimiento ciudadano que ponga en vilo a los políticos. Para este empuje nos faltan líderes. Creo que de tener al frente a personalidades importantes y con carisma podría hacerse pero hasta la fecha el panorama de liderazgo de un movimiento ciudadano de esas características está desierto.

      Además de listas abiertas la gente debería exigir también otras modificaciones en cuanto a la representatividad. Por ejemplo (y dejo esto como propuesta para la reflexión) eliminar el Senado pero paralelamente aumentar el número de diputados hasta 400 o 450. En este nuevo número de representantes se elegirían los 350 primeros como se hace hasta ahora, con las circunscripciones actuales. Pero los 50 o 100 restantes, hasta llegar a los 450, sólo podrían elegirse entre partidos que se presenten en todo el territorio nacional (o al menos en un número considerable de provincias), comprometidos con toda España y no solo con su pequeña porción de reino taifa, porque los representantes de los nacionalismos ya han sido elegidos en los primeros 350, como hasta ahora.

      Todo ello con listas abiertas, naturalmente.

      Los nacionalismos pueden de esta forma seguir teniendo sus representantes, pero la proporción relativa es menor. Esto hace que otros partidos de mayor ámbito que un taifa tengan más peso e influencia en la política nacional y, además, puedan ser sujetos de negociación de gobierno y de alianzas parlamentarias, cosa que hasta ahora es exclusiva de los nacionalismos que tienen así agarrado por los h... a los partidos de ámbito nacional.

      Lamentablemente, como dije en mi anterior post, para hacer todo eso los dos grandes partidos están presos de sus miserias y complicidades con los nacionalismos.

      Eliminar
  3. Las listas abiertas no solucionarían gran cosa, pues siempre habrías de elegir entre quienes cuentan con el beneplácito del partido.
    Circunscripciones más pequeñas y uninominales, es lo que soluciona de verdad el problema, como en el Reino Unido o en USA.
    Y más que eso, mientras se mantenga el actual sistema electoral proporcional, fijado en la Constitución, exigir un quorum de validez electoral del 51% del censo electroal, para la validez de la elección, y un 3% ó 5%, del censo electoral nacional, sumados los candidatos electos obtenidos en todas las circunscripciones por las que se hayan presentado los partidos o coaliciones, para tener derecho a escaño. Con eso, simplemente, se evitaban la dependencia de los nacionalistas, que dejarían de tener representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados. Podrían mantener los escaños del Senado, en tanto no sea eliminado.

    ResponderEliminar
  4. Interesante comentario el de usted, Wolfson. Es otra forma de encarar el problema buscando el mismo objetivo: disminuir o minimizar el excesivo poder actual de los nacionalismos separatistas incrustados en el Estado, centrifugando a este, y que imponen su voluntad a la inmensa mayoría de españoles.

    Sin embargo, he de hacerle unas matizaciones porque no estoy del todo de acuerdo en algunas cosas. Es cierto que incluso en listas abiertas los elegibles integrantes de ellas tienen también, como ahora, el beneplácito del partido de turno, pero podrá usted elegir de entre ellos los que más confianza le inspiren e incluso podrá votar personas de distintos partidos. Esto obligará a espabilar más a los partidos y las personas que se presentan en sus listas pues los electores pueden dar la espalda a determinadas personas que ahora, sin remedio si se vota la papeleta, salen elegidas obligatoriamente. Es decir, de alguna forma se añade el beneplácito del partido al beneplácito de lo que opinen los electores sobre las personas elegibles. No me parece mal, por tanto, el sistema de listas abiertas, aunque no sea la panacea de nada. Al menos los electores tienen más posibilidad de ignorar a quien no les interese no votándolo.

    Estoy de acuerdo en cuanto a establecer unos porcentajes mínimos del censo electoral en el sentido que usted lo dice. Pero no es cuestión de imponer autoritariamente una exclusión de los nacionalismos (incluso usted deja en el aire la posibilidad futura de eliminar el Senado tras haber conseguido eliminar la representación parlamentaria de los nacionalistas). Esto creo que les daría argumentos con los que demostrar el centralismo opresor y demás retórica. Es darles munición. Pienso que es mejor limitar el excesivo poder del que ahora gozan gratuitamente y, en caso de desaparecer, lo harían por hartazgo de la gente o por simple inercia de las cosas.

    Por todo ello mi propuesta es más moderada aunque persigue el mismo objetivo que la suya.

    ResponderEliminar