13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

26 de agosto de 2016

Raza

Anda la secta en vísperas de conmemorar mañana el aniversario del fallecimiento de Heribert Barrera. Habrá lagrimeo, sensiblería y apoteosis del ídolo ausente desde 2011. E incluso algún que otro emotivo artículo recordatorio en la prensa mejor subvencionada.

La despedida a quien fuera líder de ERC durante dos décadas, y presidente del Parlamento autonómico de Cataluña entre 1980 y 1984, arrancó en su momento encendidas alabanzas de los ayatolás tresporcienteros. Para la entonces presidenta de la Cámara regional, Núria de Gispert, su antecesor en el cargo «debía ser un referente para todos». Como «maestro de patriotas», le definió Artur Mas. Y cuando todavía faltaban casi tres años para su inverosímil confesión pública a través de carta y su posterior imputación judicial, el ex presidente de la Generalidad Jordi Pujol elogió de manera intensa su trayectoria:
«Fue siempre un nacionalista, un patriota. Amó al país con pasión y con generosidad. Y lo defendió con tenacidad y con mucha clarividencia».
Y es que, efectivamente, tan grande y peculiar era el amor de Barrera por su terruño, que en El Periódico del 1 de marzo de 2001 había llegado a afirmar:
«Antes hay que salvar a Cataluña que a la democracia».
La pervivencia de Cataluña, que creía indefectiblemente ligada a la de la lengua. Por lo que combatió la convivencia entre el catalán y el español basándose en las razones que expuso en La Vanguardia del 15 de junio de 1997:
«Cataluña desaparecerá el día que el catalán desaparezca o quedase reducido a lo que son los dialectos occitanos en el Mediodía de Francia. […] Todo lo que sea defender el bilingüismo simétrico significa defender una situación de hecho favorable al castellano. Y el castellano se irá comiendo el catalán».
Y las cuales llevó hasta sus últimas consecuencias negándose a hablar en español en el programa de radio La ventana, de la Cadena SER, y convirtiendo así en necesaria la intervención de un traductor.

Militantes de Identidad Catalana portando una pancarta con el lema ‘¡Heribert Barrera tenía razón!’, en la manifestación de la Diada
del 11 de septiembre de 2011. La web de esa formación recibía al visitante con la siguiente advertencia: ‘No es catalan quien vive
y trabaja en Cataluña. Es catalán quien habla catalán, se siente catalán, sigue las tradiciones del país y lucha por su libertad’

Partidario de la energía nuclear y de «esterilizar a los débiles mentales de origen genético», otras opiniones suyas tampoco permanecieron exentas de polémica:
«No tiene ningún sentido el principio de que para que Cataluña vaya bien España debe ir bien. No. Cataluña ha de ir bien; si España también va bien, mejor, pero si para que Cataluña vaya bien España ha de ir mal, pues que vaya mal». (El 9 de julio de 2011, en el transcurso de una marcha separatista, hizo un llamamiento a «boicotear al Estado español»).
«Cuando un país está dominado por otro, debe considerar que moralmente está en estado de guerra, y, por tanto, nunca ha de darle facilidades».
Pero fueron sin duda las declaraciones consideradas como xenófobas y racistas de este admirador de las tesis del ultraderechista austriaco Jörg Haider sobre extranjería, las que mayor rechazo generaron:
«Si continúan las corrientes inmigratorias actuales, Cataluña desaparecerá».
«Es evidente que cualquier persona que quiera españolizar Cataluña tiene interés en que la inmigración venga aquí».
«Lo que complica bastante las cosas es que es más difícil integrar a un latinoamericano que a un andaluz».
«No pretendo que un país haya de tener una raza pura; esto es una abstracción. Pero hay una distribución genética en la población catalana que estadísticamente es diferente a la de la población subsahariana, por ejemplo. Aunque no sea políticamente correcto decirlo, hay muchas características de la persona que vienen determinadas genéticamente, y probablemente la inteligencia es una de ellas».
«El cociente intelectual de los negros de Estados Unidos es inferior al de los blancos».
Hasta el punto de que Ediciones Proa y Dèria Editors suspendieron el acto de presentación del libro-entrevista de Enric Vila Què pensa Heribert Barrera (‘Qué piensa Heribert Barrera’) programado en el Ateneo Barcelonés para la tarde del 1 de marzo de 2001, por temor a diturbios. Aquel día había amanecido con la publicación de una conversación con el histórico dirigente ya octogenario en la contraportada de La Vanguardia, donde volvía a dar rienda suelta a sus obsesiones recurrentes:
«Si desaparece el catalán, desaparece la identidad catalana: desaparece Cataluña».
«¿Y por qué ha de ser bueno que se bailen sevillanas en Cataluña si con eso se pierde alguna tradición propia? Las sevillanas, en Sevilla».
Aunque es en el tramo final del artículo, a raíz de una pregunta que el periodista Víctor Amela le formula sobre la pena capital, cuando la charla deriva hacia el tema del terrorismo y alcanza su cota más tenebrosa:
«―Llega un momento en que te dices, a ver..., si alguien premeditadamente coge un arma y entra en casa de dos viejecitos para matarlos y robarles... ¡pues puede que merezca la pena de muerte! Hablo de asesinos.
¿Como los asesinos de ETA?
―Me merece más respeto el asesino de ETA que el que ha ido a matar a los viejos. […] Porque, equivocado o no, el de ETA mata por ideales. El otro, sólo por dinero».
Precisamente sobre la barbarie etarra ofreció el político republicano, y eurodiputado en los años 90, un auténtico recital de indecencias en (S)avis (minuto 45:28 del vídeo en adelante), uno de una serie de programas de entrevistas a escogidos personajes de avanzada edad, que fue emitido por TV3 el 28 de septiembre de 2009, y cuyo título jugaba tipográficamente con las palabras avis y savis (traducidas como ‘abuelos’ y ‘sabios’).
«ETA no mata a personas, mata enemigos políticos. […] Yo no puedo, no soy capaz de condenar incondicionalmente a ETA. […] Hacen una guerra con los medios que tienen. No son un Estado; por lo tanto, tienen que hacer la guerra de esta forma. Una guerra repugnante, evidentemente. Horrible. Pero hacen una guerra. […] Creo que muchas víctimas de ETA son víctimas colaterales de la guerra que hacen unos patriotas vascos equivocados contra el Estado español».
En 2012, y con apenas dos meses de diferencia, el Ayuntamiento de Barcelona, regido por Xavier Trias (CiU), y la Generalidad de Cataluña, le concedieron a título póstumo la máxima distinción de sus respectivas instituciones: la Medalla de Oro.

A fin de cuentas, resulta lógico que se galardone y que se añore la figura de Heribert Barrera. Es lo propio de una sociedad enferma que en la Ciudad Condal le tiene dedicada una calle al protonazi y misógino Sabino Arana, que erige monumentos al conspirador y golpista Francesc Macià. Y que la madrugada de cada 15 de octubre, eriza Montjuich de antorchados ascendiendo hasta la cima cual tribu cavernaria para homenajear a Lluís Companys, quien en 1934 provocó un baño de sangre alzándose en armas contra la República.

1 de agosto de 2016

Crónica de una secesión anunciada

Miércoles, 27 de julio de 2016: 72 golpistas disfrazados de diputados democráticos aprueban por mayoría absoluta en el Parlamento autonómico de Cataluña las Conclusiones de la Comisión de Estudio del Proceso Constituyente. El texto es consecuencia y continuación de la Resolución 1/XI, tomada en el pleno del 9 de noviembre de 2015, la cual declaraba «solemnemente el inicio del proceso de creación de un Estado catalán en forma de república» (punto segundo). Y que también salió adelante con el apoyo de Juntos por el Sí y de Candidatura de Unidad Popular (CUP), en un hemiciclo compuesto por 135 escaños y donde, merced a nuestra imperfecta ley electoral, ambas formaciones políticas están parlamentariamente sobrerrepresentadas puesto que entre las dos apenas sumaron el 47'8% de los votos en las pasadas elecciones catalanas.


Desfile en Barcelona de los escamots (‘pelotones’)
de las Juventudes de Esquerra Republicana y Estat
Català (JEREC) el 22 de octubre de 1933, luciendo
uniformes de estética paramilitar: camisa caqui,
pantalones cortos oscuros y correajes de cuero
El recién aprobado documento arranca con un cínico intento de justificación de la sedición en marcha:
«Actualmente, no hay ningún margen de acción para el reconocimiento del derecho a decidir del pueblo catalán dentro del marco jurídico constitucional y legal español. La única manera posible de ejercer ese derecho es por la vía de la desconexión y la activación de un proceso constituyente propio».
Pero es sin duda el punto número 9, del total de 11 de que consta, el más sorprendente:
«La Asamblea Constituyente, una vez convocada, elegida y constituida, dispondrá de plenos poderes. Las decisiones de dicha asamblea serán de cumplimiento obligatorio para el resto de los poderes públicos y para todas las personas físicas y jurídicas. Ninguna de las decisiones de la asamblea será tampoco susceptible de control, suspensión o impugnación por ningún otro poder, juzgado o tribunal».
Definición de dictadura según el Diccionario de la Real Academia Española:
«1. f. Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales».
Y como quinta acepción de la palabra:
«5. f. Régimen autoritario en cualquier ámbito».
Al buscar autoritario:
«5. adj. Dicho de un régimen o de una organización política: Que ejerce el poder sin limitaciones».