13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

19 de febrero de 2016

El Comando Pedales

En la madrugada del pasado día 14, la diputada autonómica Muriel Casals fallecía a la edad de 70 años como consecuencia de las lesiones sufridas dos semanas antes al ser arrollada por una bicicleta. Aunque había obtenido su escaño en los últimos comicios regionales tras presentarse en las listas del contubernio electoral que CiU y ERC montaron con el nombre de Junts pel Sí (‘Juntos por el Sí’), fue entre 2010 y 2015 cuando obtuvo notoriedad: como presidenta de Òmnium Cultural, organización fundada en pleno franquismo, en 1961, que ha devenido en hipersubvencionado instrumento de agitación social al servicio de los intereses de la Generalidad.

Junto con la ahora también diputada, y presidenta del Parlamento autonómico de Cataluña, Carme Forcadell, Casals coorganizó los más sonados aquelarres del mal llamado procés soberanista para fomentar la división y el enfrentamiento (Vía Catalana, Marcha sobre Barcelona, Concierto por la Libertad, etc.), así como el referéndum ilegal de autodeterminación, celebrado el 9 de noviembre de 2014 a pesar de la prohibición del Tribunal Constitucional. Y en una entrevista televisada, llegó a tachar de “maltratadores infantiles” a los padres que reclaman el derecho a educación bilingüe para sus hijos (TV3, 8 de julio de 2011).

13 de mayo de 2015: manifestación convocada por Òmnium Cultural a través de su plataforma Som Escola delante de la Escuela Pía
Santa Anna de Mataró, donde una familia había solicitado el cumplimiento de la sentencia del TSJC que resuelve impartir el 25%
de las clases en español. Amedrentados por las fuertes presiones, los padres del niño finalmente desistieron

Según varios testigos presenciales, la diputada provocó el accidente cruzando indebidamente una concurrida intersección del Ensanche barcelonés (calles Provenza y Urgel) con el semáforo para los peatones en rojo. Su cabeza recibió un fuerte impacto contra la del ciclista y otro después contra el bordillo de una acera, a resultas de todo lo cual fue ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico en estado grave, con traumatismo craneoencefálico y fractura de pelvis.

La noticia del fatal desenlace ha ocasionado las lógicas muestras de condolencia del entorno nacionalista, y del mundo de la política en general, a través de las redes sociales y de los foros de opinión en Internet. Pero también ha inflamado los ánimos de gente que acostumbra a opinar sin saber —o sin querer saber—:
«Un ciclista ha atropellado a alguien y no hay ni investigación por homicidio, ni fiscalía ni juicio ni nada». (Nació Digital. 15-02-2016, 15:15).
«EL PEATÓN SIEMPRE TIENE PREFERENCIA, ¡¡¡SIEMPRE!!!». (Vozpópuli. 14-02-2016, 13:29).
«Al ciclista espero que le crujan porque eso que ha hecho es un homicidio». (Vozpópuli. 14-02-2016, 09:46).
Y peor aun: ha desbocado hasta el patetismo la truculenta fantasía de aquellos que se sienten objeto permanente de una malvada conspiración de los servicios secretos españoles, del CNI:
«No creo que sea una casualidad su muerte». (Nació Digital. 14-02-2016, 19:18).
«¿ACCIDENTE? Pensad que Gaudí también fue atropellado... Como muchos otros...». (Nació Digital. 15-02-2016, 09:30).
«¿Se ha abierto una investigación sobre el “accidente” este? ejem [sic], ejem...». (Nació Digital. 15-02-2016, 09:33).
«A mí me huele a asesinato, la muerte de Muriel.
Un ciclista que dicen ser tan frágiles, la embiste, casi mortalmente.
Y de repente, en pocos días, está muerta...
Alguien al que no le interesaba que estuviera viva, por todo lo que representaba para Cataluña, se la ha cargado. ¿España?
¿Cuándo sabremos la verdad?
Descansa en Paz... —no puede descansar porque los muertos no sienten...—.
En cualquier caso: Quien [sic] haya hecho esta atrocidad: NI OLVIDO NI PERDÓN».
(Racó Català. 14-02-2016, 15:35).
Porque es que el nacionalismo en realidad consiste en eso, en el permanente y caro cultivo del victimismo; en una angustiante manía persecutoria inducida desde arriba por quienes sacan provecho particular de ella, como ya se trató en la crónica titulada Paseo por el rencor y la paranoia, y de la cual hay numerosas muestras en la espeluznante sección Flores del desierto.