13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

29 de octubre de 2018

Décadas fanatizando

Isabel Fernández Alonso ha tenido el valor de publicar «El sketch de ‘Polònia’: medios, escuela y nacionalismo» (El Español, 23-10-2018). Ejerce los cargos de profesora titular y directora del Departamento de Medios, Comunicación y Cultura en la Universidad Autónoma de Barcelona, que es tanto como decir que está en la boca del lobo: recordemos —entre otras— las agresiones sufridas en dicha institución académica por Rosa Díez (05-03-2010), las juventudes de Sociedad Civil Catalana (14-03-2017, 12-12-2016 y 19-04-2016, esta última, incluso con navaja), o por un estudiante que osaba lucir una camiseta con el logo de Ciudadanos (02-11-2006). Y su valentía queda doblemente confirmada al enterarnos de que además es miembro de la Asamblea por una Escuela Bilingüe.

La autora aborda en su texto la cuestión de la inmersión lingüística, piedra angular del nacionalismo catalán, en cuyo sustrato ideológico residen las teorías de Johann Gottfried von Herder. Al calor del Romanticismo, este filósofo y teólogo alemán nacido en 1744, enunció que en Europa las fronteras políticas no siempre se correspondían con las fronteras nacionales; y que la lengua es el principal rasgo definitorio de una nación, por cuanto la existencia de un habla distinta presupone la existencia de una comunidad humana que durante siglos ha evolucionado sin contacto con las de su entorno. Así, la implantación en la sociedad catalana de un monolinguismo en catalán («lengua propia»), paralela a la erradicación, a la extirpación del idioma español, llegando a tacharlo de anomalía («lengua extranjera», «lengua impuesta», etc.), les resulta esencial para reivindicarse como nación. Y para reclamar como propios los territorios que se han anexionado virtualmente en su fastasmagoría imperialista de los Països Catalans (‘Países Catalanes’):
«Nuestra lengua es lo que nos caracteriza como nación». Jordi Pujol, 31-07-2011.
«La lengua, ha de quedar claro, es el nervio de nuestra nación». Josep Antoni Duran i Lleida, 23-07-2011.
«La lengua catalana era como nuestro ADN, el material genético que nos definía. Con él, éramos quienes éramos en cualquier parte. Sin él, no seríamos quienes éramos ni siquiera en Sant Pere de Roda». Pasqual Maragall. Conferencia en la Universidad de Guadalajara (México), 26-11-2004.
«Madre de la nacionalidad, podríamos decir de la lengua. De todos los elementos que forman la nacionalidad, la lengua es el más potente, el más influyente, el más decisivo. […] La lengua constituye la más fuerte señal de la nacionalidad. El mapa lingüístico de Europa es, en sus grandes líneas, y aparte de unas pocas excepciones, el mapa de las nacionalidades». Antoni Rovira i Virgili (1882-1949). El principi de les nacionalitats, 1916.
«La lengua es la manifestación más perfecta del espíritu nacional y el instrumento más poderoso de la nacionalización, y por lo tanto de la conservación y vida de la nacionalidad». Enric Prat de la Riba (1870-1917). La nacionalitat catalana, 1906.
«La lengua catalana es hoy un arma política básica». Josep Armengou i Feliu (1910-1976). Nacionalisme català, 1977.
Una niña con una bandera secesionista ilustra el
acto recientemente celebrado bajo el lema:
‘La República comienza en las aulas’
La lengua como elemento identitario y excluyente. Enmascarando su imposición en las aulas como única lengua vehicular de la enseñanza bajo el falso pretexto de protegerla para evitar su desaparición (el catalán no figura en el Atlas UNESCO de las lenguas del mundo en peligro), cuando en realidad persigue segar todo vínculo cultural y emocional con el resto de España.

Esta es la transcripción del artículo de Isabel Fernández, incluyendo sus interesantísimos enlaces los cuales conviene no dejar de visitar:
«El exitoso programa de TV3 Polònia, supuestamente de sátira política, ha sido noticia por la emisión del sketchFamilia contra el adoctrinamiento” en el que se ridiculiza a un matrimonio castellanohablante, crítico con el monolingüismo y los contenidos que se imparten en la denominada escola catalana.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque ya en el Programa 2000 de Pujol se hablaba literalmente de “impulsar el sentimiento nacional catalán de los profesores, padres y estudiantes”, de “reorganizar el cuerpo de inspectores de forma y modo que vigilen el correcto cumplimiento de la normativa sobre la catalanización de la enseñanza” o de “incidir en las asociaciones de padres, aportando gente y dirigentes que tengan criterios nacionalistas”.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque la entonces consejera Ponsatí, máxima autoridad en materia de enseñanza en nuestra Comunidad, declaraba literalmente el 27 de julio de 2017, en vísperas del golpe a la democracia de septiembre, que: “En Enseñanza no necesitamos construir estructuras de Estado. Las tenemos listas”.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque la misma consejera destituyó y sustituyó a los directores de las escuelas e institutos que fueron colegios electorales durante el fin de semana del referéndum ilegal, asegurándose así de que los centros educativos, ¡y los menores!, se colocaban en el foco del enorme conflicto que claramente iba a producirse el 1 de octubre.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque un número nada desdeñable de miembros de la “comunidad educativa” catalana (entre ellos, el presidente del sindicato mayoritario de profesores USTEC-STEs) entregaron simbólicamente las llaves de estos centros al entonces presidente Puigdemont, para así facilitar la desobediencia al Tribunal Constitucional.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque existe un informe de la Alta Inspección del Estado que denuncia los contenidos de bastantes de los manuales que se utilizan en Cataluña.
»El sketch podría tener gracia si no fuera porque hay fuentes como este blog de Eduardo González Palomar que documenta, con miles de evidencias, la inaceptable invasión simbólica del espacio educativo por el nacionalismo, con lemas especialmente extendidos como el sectario “Por un país de todos, la escuela en catalán”».
Efectivamente la labor de Eduardo González Palomar es de lo mejor que hay en Internet. Un ingente testimonio fotográfico el suyo, alojado en Flickr, y complementado con una bitácora que lleva su nombre donde escribe desde hace más de doce años.
«El sketch podría tener gracia si no fuera porque hay familias que han sufrido un auténtico acoso por atreverse a exigir algunas horas de clase en español para sus hijos».
El enlace dirige hacia el vídeo sobre la intervención de una madre en el Parlamento Europeo denunciando la situación (a la izquierda). Su caso, paradigmático y representativo, generó los siguientes titulares de prensa: «Acoso a una familia de Balaguer por pedir educación bilingüe para sus hijos. CDC, Unió, ERC, la CUP y el PSC apoyan una concentración que exige el desacato a una sentencia del TSJC que ordena impartir un 25% de las clases en castellano» (Crónica Global, 08-09-2015); «Una familia renuncia al 25% de clases en castellano por el acoso vecinal. La madre de los dos menores de Balaguer asegura que no quiere imponer a nadie una lengua vehicular a la que creía que tenía derecho» (El País, 11-09-2015); «La presión nacionalista hace renunciar a los padres de Balaguer a la educación bilingüe. La familia acosada no pedirá la ejecución de la sentencia del TSJC que ordenaba a un colegio público impartir una asignatura en castellano» (Crónica Global, 11-09-2015).

Mas no ha sido la única familia hostilizada. Hostilizada... Y totalmente desamparada por los sucesivos Gobiernos de España, que con su silencio cómplice y su inacción, vienen colaborando desde los años 80 en esta sistemática violación de lo que son derechos constitucionales fundamentales: «“Pedí el 25% de clases en español y destrozaron la vida a mis niños”. Familias que pidieron la escolarización en castellano denuncian la “marginación social” que sufren» (El Español, 25-04-2016); «Así funciona la inmersión lingüística: amenazas, escraches, insultos y señalamiento de los niños. El testimonio de una madre ante el Parlamento Europeo denuncia las prácticas de la Generalidad, los profesores y las asociaciones de padres» (Libertad Digital, 05-04-2016); «“Mi hijo recibe amenazas por querer estudiar en castellano”. Enrique López ha logrado que los tribunales reconozcan un porcentaje de clases en español en Cataluña» (La Razón, 04-02-2014); «Una madre que denunció la immersión dice recibir amenazas. “Si pudiera cortarles una pierna con un hacha oxidada a los tres fascistas estos lo haría”» (e-Notícies, 09-02-2011).
«En definitiva, el sketch podría tener gracia si no fuera porque todos estos despropósitos (¡y tantos otros, como las concentraciones de menores en los patios de los colegios para reprobar las actuaciones policiales, la multitud de pronunciamientos políticos de las direcciones de los centros y de las AMPAS en nombre de todos sus miembros, o la apertura de un expediente al único inspector que se atrevió a alzar la voz..!) no estuvieran sistematizados en el extenso informe Instrumentalización nacionalista del sistema educativo en Cataluña: el caso del 1 de octubre, elaborado por la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña y la Agrupación de Enseñanza de Societat Civil Catalana.
»Resulta inadmisible que una televisión pública, que tiene una especial obligación de ser respetuosa con la diversidad existente en la sociedad a la que sirve y de contribuir al fomento de la convivencia, haga mofa de una cuestión tan sensible y, además, la haga reiteradamente. Sin ir más lejos, vean los sketchs “El adoctrinamiento en las escuelas”, emitido también en Polònia el 19 de octubre de 2017, y “La escuela controlada”, emitido el pasado 10 de mayo.
»No parece casualidad que el referido Programa 2000 de Pujol subraye la firme voluntad del nacionalismo catalán de controlar también a la prensa. Así, habla textualmente de “introducir a gente nacionalista de una elevada profesionalidad y una gran cualificación técnica en los lugares clave de los medios de comunicación” y, en concreto, de “lograr que los medios públicos dependientes de la Generalitat sigan siendo unos transmisores eficaces del modelo nacional catalán”. Quizás por ello, la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales se ha convertido en el referente de la Cataluña secesionista, siendo percibida por los constitucionalistas como algo completamente ajeno.
»De este modo, un programa de humor, de gran audiencia entre los votantes de los partidos separatistas, puede contribuir muy eficazmente a reforzar un mensaje recurrente del nacionalismo: que la denominada escola catalana (en lengua y contenidos) no se toca. Para ello, ¿qué mejor estrategia que ridiculizar a quien tiene otra mirada sobre una cuestión tan nuclear? Y, por supuesto, mejor hacerlo con una herramienta fiable. En este caso, la productora Minoría Absoluta, de Toni Soler, conocido por sus declaraciones en prensa y en redes, no precisamente ecuánimes con respecto a los diversos actores políticos, y claro beneficiario de las contrataciones externas de TV3.
»En definitiva, en una semana en que la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña presentaba en el Congreso de los Diputados y ante el Defensor del Pueblo el citado informe sobre la instrumentalización de la escuela por el nacionalismo, la cobertura de los medios públicos de “todos” los catalanes consistió en un sketch burlesco. Podría tener gracia si no fuera porque lo que denunciamos en el informe es verdad y, además, es crucial, si es que aún queda alguna opción de articular un modelo de convivencia en Cataluña...».
Hace dos años, Antonio Robles reflexionaba sobre el asunto al final de su memorable artículo «El legado tóxico de Pujol» (Libertad Digital, 28-07-2016):
«El ex presidente de la Generalidad, Jordi Pujol heredó una sociedad dispuesta a convivir con distintas lenguas, con diferentes culturas y el mejor ánimo para defender la lengua y la cultura catalanas. A la vuelta de tres décadas, media Cataluña quiere imponer a la otra una cultura y una lengua; y la otra media, humillada hasta el hastío, ya no está dispuesta a que la pisoteen más. La generosidad de la España Constitucional le otorgó un marco de autogobierno envidiable para cualquier país federal, pero Pujol y su herencia no correspondieron con la lealtad debida. A la vuelta de tres décadas, su delirio ha logrado romper los lazos de afecto con el resto de españoles, ha derruido los pilares de la convivencia con el resto de España, y en su lugar solo queda prevaricación, filibusterismo, amenazas de rupturas unilaterales, y mucho odio. Heredó una Cataluña tolerante y en paz, y nos deja una Cataluña crispada a las puertas de la violencia. Este es su legado tóxico».