13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

29 de diciembre de 2010

Amanecer zulú

La Navidad se ha adelantado unos días y les ha traído un preciado regalo: otro agravio imaginario. Llegó envuelto en el papel de la sentencia del Tribunal Supremo donde reconoce inapelablemente el derecho en Cataluña a la enseñanza en español. Tras casi tres décadas termina, al menos en teoría, la inmersión lingüística. ¿Que qué es eso de la inmersión lingüística? Pues algo diseñado en la era Pujol por políticos inmersos en el latisueldo, el cochazo oficial y la mamandurria, que enviaban a sus hijos a caros colegios privados para librarles del monolingüismo en catalán que imponían a los hijos de los demás.

Queda por fin ilegalizada la absurda anormalidad de que en esta parte de España no se pueda estudiar en el idioma oficial, lo cual no ocurre en ningún país del mundo. La reciente sentencia no impedirá a quienes así lo deseen continuar escolarizando a su descendencia en catalán, ni impondrá a ésta absolutamente nada, al contrario. Lo que hace es ordenar a la Generalidad la articulación de un sistema educativo con dos lenguas vehiculares en igualdad, las dos cooficiales en esta comunidad autónoma. Posibilita, en definitiva, la libre elección del ciudadano.

Pero la tribu está que ruge y alzada en pie de guerra. Ha hecho sonar bien fuerte la vuvuzela para congregar a todos, lanza en mano, a entonar el Unga-unga identitario. Y los hechiceros han redoblado sus invocaciones a la secesión con las palabras mágicas de siempre: humillación, agresión cultural, extermino de nuestro pueblo.

Victimismo en estado puro, lo que les gusta y necesitan.

Y mucho de cinismo también, al acusar falsamente a los demás de hacer lo que llevan ellos perpetrando hace años: patear los derechos constitucionales. Patearlos con el consentimiento de los sucesivos gobiernos de la nación, pues ya sabemos que la fuerza del separatismo reside en la debilidad de los políticos que en Madrid le vienen comprando apoyos parlamentarios con la moneda de nuestras libertades.

A la tribu le irrita la libertad de elección lingüística en la escuela. Le irrita profundamente esta sentencia. ¿Por qué? Porque interfiere sus planes de borrar de la faz de su poblado ese habla por ellos considerada extranjera, y que están extirpando para descoyuntar lo que vertebra a España como nación: nuestro idioma común.

Organizaciones tan inútiles como subvencionadas y líderes de opinión abrevados en el fanatismo pecuniariamente rentable están llamando a la chulería colectiva, al boicot comercial y la insumisión judicial; a desacatar a los magistrados del Supremo, a no reconocerles legitimidad alguna en esta región que actúa ya de facto como independiente. Y el recién coronado jefe Artur ha corrido a ponerse al frente del contingente, desafiando públicamente con que mantendrá el excluyente sistema ahora condenado.

No hay duda, estos tipos son verdaderos demócratas.

(En la imagen: noticia publicada el 12 de mayo de 2009, en el diario argentino La Capital).

15 de diciembre de 2010

La Cicciolina de Lérida

Estas elecciones autonómicas han sido de todo menos aburridas. Hemos tenido a líderes disfrazados de supermán (José Montilla), spots de féminas penetrando urnas con sus papeletas entre sonoros orgasmos (PSC), candidatas demandando el sufragio sensualmente envueltas en una toalla (la Nebrera). Y hasta el compromiso electoral en firme de construir aeropuertos para ovnis que ofreció Carmen de Mairena a bordo del CORI.

Uno de los jolgorios más celebrados vino con la noticia de que Joan Laporta había fichado a la estrella del porno María Lapiedra como imagen de su campaña electoral. Y ella, que se tomó muy a pecho su cometido, lanzóse breve de indumentaria a protagonizar un videoclip propagandístico, trotando por Madrid cual cervatilla en celo (cosa harto meritoria, pues hace allí un frío que pela). La música recuerda bastante al Time After Time de Cyndi Lauper; y la letra es de gran sofisticación, como ahora comprobaremos. Comienza con la sentida interpretación de un coro que deja chico al de Nabuco:
«Cataluñaaaaa, / Canta libreeeee / Con Laportaaaaa / presidenteeeee».
A continuación, aparece María con una bandera separatista delante del Estadio Santiago Bernabeu, derrochando dotes vocales:
«Es tiempo de luchar por lo que es nuestro, / El cielo de Cataluña es azul. / Es tiempo de luchar por nosotros, / Es tiempo de amar, / Es tiempo de amar. / La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah!».
Ahí, justamente ahí y no antes, es cuando María Lapiedra, la nuestra, nuestra María, manotea para abanicarse, enardecida por la sola mención de su idolatrado.
«Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente. / Si llevó al Barça a lo más alto, / Si en Guardiola confió. / Ya es tiempo de pasar de todos / Los que se aprovechan de nuestra bondad, / Los que se aprovechan de nuestra bondad».
Y acomete otra vez el estribillo:
«La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah! / Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente».
Porque conocemos a María hace tiempo y la sabemos incapaz de engañarnos; que si no, sospecharíamos que ha copiado estas estrofas de alguna antología poética de Juan Ramón Jiménez.


El vídeo corrió por las redacciones periodísticas e Internet como gasolina incendiada. El 27 de noviembre, apenas ocho días después de haber sido colgado en YouTube, ya sumaba 236.897 hilarantes visionados y era motivo de pitorreíllo generalizado. Pero poco antes de esa fecha, el día 22, la dirección del partido había renegado de la cantante a través de Facebook y desautorizado sus iniciativas mediante una nota oficial cruelmente titulada «aviso importante sobre las mentiras y difamaciones contra Solidaritat Catalana», que constaba de cuatro puntos como cuatro mazazos:
«1. La Sra. María Lapiedra manifestó que quería votar a Solidaritat Catalana de forma personal y apoyó un acto de SI [siglas de la formación] en Begas a través de un comunicado del cual se hicieron eco algunos medios de comunicación ajenos a SI.
2. María Lapiedra no tiene ningún tipo de relación de colaboración ni de ningún otro tipo con Solidaritat Catalana, ni la ha tenido nunca más allá de la de una mera votante entre tantos que han manifestado querer votar a SI.
3. María Lapiedra ha realizado un vídeo promocionándose con el nombre de SI que nada tiene que ver con nosotros y ya le hemos advertido en diversas ocasiones de que ni puede utilizar el nombre de Solidaritat Catalana, ni el de Joan Laporta para sus actividades públicas.
4. Pedimos a todos que no utilicen el nombre de Solidaritat Catalana ni de Joan Laporta para intereses personales sin autorización del partido y, en particular, a los medios de comunicación que contrasten las informaciones que divulgan».
La repudiada artista viene desmintiendo desde entonces esa versión: alega que le propusieron presentar el mitin del municipio barcelonés de Begas y varios más, que contaba con carta blanca para promocionar Solidaritat como mejor estimase, y que mantuvo puntualmente informado al ex presidente azulgrana sobre la elaboración de su polémica canción. «Si a mí me ha engañado, puede hacerlo con cualquier catalán», nos previene la pobrecilla desde una entrevista al diario Marca.

Sólo cabe desear que este desagradable traspié político no trunque su prometedora carrera lírica.