13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

29 de diciembre de 2010

Amanecer zulú

La Navidad se ha adelantado unos días y les ha traído un preciado regalo: otro agravio imaginario. Llegó envuelto en el papel de la sentencia del Tribunal Supremo donde reconoce inapelablemente el derecho en Cataluña a la enseñanza en español. Tras casi tres décadas termina, al menos en teoría, la inmersión lingüística. ¿Que qué es eso de la inmersión lingüística? Pues algo diseñado en la era Pujol por políticos inmersos en el latisueldo, el cochazo oficial y la mamandurria, que enviaban a sus hijos a caros colegios privados para librarles del monolingüismo en catalán que imponían a los hijos de los demás.

Queda por fin ilegalizada la absurda anormalidad de que en esta parte de España no se pueda estudiar en el idioma oficial, lo cual no ocurre en ningún país del mundo. La reciente sentencia no impedirá a quienes así lo deseen continuar escolarizando a su descendencia en catalán, ni impondrá a ésta absolutamente nada, al contrario. Lo que hace es ordenar a la Generalidad la articulación de un sistema educativo con dos lenguas vehiculares en igualdad, las dos cooficiales en esta comunidad autónoma. Posibilita, en definitiva, la libre elección del ciudadano.

Pero la tribu está que ruge y alzada en pie de guerra. Ha hecho sonar bien fuerte la vuvuzela para congregar a todos, lanza en mano, a entonar el Unga-unga identitario. Y los hechiceros han redoblado sus invocaciones a la secesión con las palabras mágicas de siempre: humillación, agresión cultural, extermino de nuestro pueblo.

Victimismo en estado puro, lo que les gusta y necesitan.

Y mucho de cinismo también, al acusar falsamente a los demás de hacer lo que llevan ellos perpetrando hace años: patear los derechos constitucionales. Patearlos con el consentimiento de los sucesivos gobiernos de la nación, pues ya sabemos que la fuerza del separatismo reside en la debilidad de los políticos que en Madrid le vienen comprando apoyos parlamentarios con la moneda de nuestras libertades.

A la tribu le irrita la libertad de elección lingüística en la escuela. Le irrita profundamente esta sentencia. ¿Por qué? Porque interfiere sus planes de borrar de la faz de su poblado ese habla por ellos considerada extranjera, y que están extirpando para descoyuntar lo que vertebra a España como nación: nuestro idioma común.

Organizaciones tan inútiles como subvencionadas y líderes de opinión abrevados en el fanatismo pecuniariamente rentable están llamando a la chulería colectiva, al boicot comercial y la insumisión judicial; a desacatar a los magistrados del Supremo, a no reconocerles legitimidad alguna en esta región que actúa ya de facto como independiente. Y el recién coronado jefe Artur ha corrido a ponerse al frente del contingente, desafiando públicamente con que mantendrá el excluyente sistema ahora condenado.

No hay duda, estos tipos son verdaderos demócratas.

(En la imagen: noticia publicada el 12 de mayo de 2009, en el diario argentino La Capital).

15 de diciembre de 2010

La Cicciolina de Lérida

Estas elecciones autonómicas han sido de todo menos aburridas. Hemos tenido a líderes disfrazados de supermán (José Montilla), spots de féminas penetrando urnas con sus papeletas entre sonoros orgasmos (PSC), candidatas demandando el sufragio sensualmente envueltas en una toalla (la Nebrera). Y hasta el compromiso electoral en firme de construir aeropuertos para ovnis que ofreció Carmen de Mairena a bordo del CORI.

Uno de los jolgorios más celebrados vino con la noticia de que Joan Laporta había fichado a la estrella del porno María Lapiedra como imagen de su campaña electoral. Y ella, que se tomó muy a pecho su cometido, lanzóse breve de indumentaria a protagonizar un videoclip propagandístico, trotando por Madrid cual cervatilla en celo (cosa harto meritoria, pues hace allí un frío que pela). La música recuerda bastante al Time After Time de Cyndi Lauper; y la letra es de gran sofisticación, como ahora comprobaremos. Comienza con la sentida interpretación de un coro que deja chico al de Nabuco:
«Cataluñaaaaa, / Canta libreeeee / Con Laportaaaaa / presidenteeeee».
A continuación, aparece María con una bandera separatista delante del Estadio Santiago Bernabeu, derrochando dotes vocales:
«Es tiempo de luchar por lo que es nuestro, / El cielo de Cataluña es azul. / Es tiempo de luchar por nosotros, / Es tiempo de amar, / Es tiempo de amar. / La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah!».
Ahí, justamente ahí y no antes, es cuando María Lapiedra, la nuestra, nuestra María, manotea para abanicarse, enardecida por la sola mención de su idolatrado.
«Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente. / Si llevó al Barça a lo más alto, / Si en Guardiola confió. / Ya es tiempo de pasar de todos / Los que se aprovechan de nuestra bondad, / Los que se aprovechan de nuestra bondad».
Y acomete otra vez el estribillo:
«La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah! / Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente».
Porque conocemos a María hace tiempo y la sabemos incapaz de engañarnos; que si no, sospecharíamos que ha copiado estas estrofas de alguna antología poética de Juan Ramón Jiménez.


El vídeo corrió por las redacciones periodísticas e Internet como gasolina incendiada. El 27 de noviembre, apenas ocho días después de haber sido colgado en YouTube, ya sumaba 236.897 hilarantes visionados y era motivo de pitorreíllo generalizado. Pero poco antes de esa fecha, el día 22, la dirección del partido había renegado de la cantante a través de Facebook y desautorizado sus iniciativas mediante una nota oficial cruelmente titulada «aviso importante sobre las mentiras y difamaciones contra Solidaritat Catalana», que constaba de cuatro puntos como cuatro mazazos:
«1. La Sra. María Lapiedra manifestó que quería votar a Solidaritat Catalana de forma personal y apoyó un acto de SI [siglas de la formación] en Begas a través de un comunicado del cual se hicieron eco algunos medios de comunicación ajenos a SI.
2. María Lapiedra no tiene ningún tipo de relación de colaboración ni de ningún otro tipo con Solidaritat Catalana, ni la ha tenido nunca más allá de la de una mera votante entre tantos que han manifestado querer votar a SI.
3. María Lapiedra ha realizado un vídeo promocionándose con el nombre de SI que nada tiene que ver con nosotros y ya le hemos advertido en diversas ocasiones de que ni puede utilizar el nombre de Solidaritat Catalana, ni el de Joan Laporta para sus actividades públicas.
4. Pedimos a todos que no utilicen el nombre de Solidaritat Catalana ni de Joan Laporta para intereses personales sin autorización del partido y, en particular, a los medios de comunicación que contrasten las informaciones que divulgan».
La repudiada artista viene desmintiendo desde entonces esa versión: alega que le propusieron presentar el mitin del municipio barcelonés de Begas y varios más, que contaba con carta blanca para promocionar Solidaritat como mejor estimase, y que mantuvo puntualmente informado al ex presidente azulgrana sobre la elaboración de su polémica canción. «Si a mí me ha engañado, puede hacerlo con cualquier catalán», nos previene la pobrecilla desde una entrevista al diario Marca.

Sólo cabe desear que este desagradable traspié político no trunque su prometedora carrera lírica.

26 de noviembre de 2010

¡Que vuelven los del 3%!

Algunas personas con no pocas dosis de candidez creen que si esta vez Convergència i Unió consigue formar gobierno tras las elecciones autonómicas, la situación de las libertades en Cataluña mejorará. Craso error. Sus formas son algo menos zafias que las del tripartito, eso es cierto. Pero sigue siendo una candidatura nacionalista. Y, dejemos de engañarnos, no existe el nacionalismo moderado. El nacionalismo responde a una única mentalidad y persigue un solo fin: la secesión. Indiferentemente de bajo qué siglas se presente y de cuánto se haya propuesto exprimir al resto de España antes de la ruptura.

Lo que nos trae CiU es todavía más liberticidio y persecución lingüística servidos en vistoso estuche por un vendedor de aspiradoras a domicilio que se llama Artur. Por uno con corbata de seda y sonrisa falsa. Más falsa que las cuentas del Palau y de Banca Catalana juntas. Casi tanto como la estructura del túnel de El Carmelo.

Totalitarismos como erradicar el español de las escuelas (la célebre inmersió; Ley 7/1983, de 18 de abril, de normalización lingüística en Cataluña), exigir cuotas de emisión en catalán para la concesión de frecuencias de radio y televisión, y las multas por no rotular en la lengua de Lluís Prenafeta (Ley 1/1998, de 7 de enero, de Política Lingüística) los instauró el pujolismo. Que también tejió el vasto entramado de medios periodísticos domesticados mediante generoso subvencioneo, el célebre “pesebre”. Lo que han hecho los gobiernos posteriores de los dos tripartitos es continuar la aplicación de esas leyes y directrices. Con enorme celo, desde luego.

Además, esta CiU no es ni mucho menos la misma que la de antes. Aquélla jugaba a la ambigüedad, a amagar y no dar, al sí pero no, al quizás aunque tal vez... Eso pasó a la historia. Actualmente, la formación se ha definido ya como abiertamente separatista. Cuelga banderas secesionistas (estelades) en sus sedes, y las ondea en sus mítines y en el spot de su campaña. Oriol Pujol, el hijo del Molt Honorable expresident —el biológico, se entiende; pues el hijo ideológico es y será siempre don Artur—, chilló a favor de la independencia en la manifestación del 10 de julio («yo, personalmente, la quiero», anunciaba la criatura ante los micrófonos de Catalunya Ràdio). Esa misma independencia por la que Mas viene diciendo en los últimos meses que votaría afirmativamente en un referéndum. Y fue la Convergència de ambos la que presionó a la Entidad Metropolitana del Transporte para que multase a quienes festejaron nuestro triunfo en el Mundial de Sudáfrica colgando muy irritantes banderitas españolas en sus taxis.

En el debate televisado el domingo 21 por TV3, Artur Mas hizo el mejor resumen posible de su doctrina e intenciones en tan sólo una frase que dirigió a dos de sus oponentes (y que es como para salir corriendo a pedir asilo político en alguna dictadura africana):
«Miren si este país es tolerante que ustedes vienen a la televisión nacional de Cataluña y hablan en castellano, y no pasa nada».
Qué gran corazón el suyo. Cuán indulgente. Ésa es la auténtica faz de nuestra realidad aquí en la región, que quienes no somos nacionalistas y encima nos expresamos en tan antipático idioma, somos simplemente “tolerados”. Y durante el periodo electoral nada más, que nadie se ilusione. Mientras nos piden el voto.

12 de noviembre de 2010

Llévate lo que quieras pero no escribas más

Inmerso ya en su campaña preelectoral, el 31 de octubre Joan Laporta perpetró un artículo en un subvencionadísimo diario separatista, que he traducido íntegramente para compartirlo aquí en cuanto he parado de reírme:
«Estoy plenamente convencido de lo que quiero para nuestro país [por Cataluña]. Estoy plenamente convencido desde la sinceridad y el convencimiento más profundo».
Vamos a ver ―porque mal empezamos―, ¿cómo se puede estar «plenamente convencido» desde «el convencimiento más profundo»? ¡Joan! ¡¡Joan!! Ay, si es que es sacarle del ligoteo, los jets y el champán caro, y se queda en nada. Será para arreglarlo que osa echar mano de un icono mundial de la lucha por los derechos civiles:
«Como Martin Luther King, yo también tengo un sueño. Tengo el sueño de una Cataluña libre, rica, llena, próspera, dichosa y orgullosa de su pasado, de su presente y de su futuro».
Sí, precisamente el pasado es lo que le están investigando a Laporta los jueces, sí. Prosigamos:
«Tengo el sueño de una patria capaz de gestionar su destino. Tengo el sueño de un país donde todos los agravios sufridos por las personas que viven y trabajan en Cataluña sean sólo el mal recuerdo de un pasado que pronto olvidaremos. Mirando hacia delante y trabajando juntos por nuestro futuro como nación, pronto habremos dejado atrás tiempos de injusticias impuestas».
¿Se puede ser más cursi?
«Tengo el sueño de ver a mi tierra querida como el próximo estado de la Unión Europea y del mundo. Tengo el sueño de ver a nuestros hijos y nietos vivir su lengua, su cultura y su identidad con la naturalidad de cualquier otro ciudadano de cualquier país con personalidad propia».
Yo no me puedo creer que esta bazofia literaria haya salido de él. Sin duda, debe de habérsela escrito su compañera de partido Isabel-Clara Subvenció. Digooo, Simó.
«Tengo el sueño de verlos crecer en una tierra próspera con mar, ríos, montaña, campo [como el país de los Pitufos, entonces], industria y, sobre todo, con una gente noble y orgullosa que se crece ante el trabajo y los retos, ante las adversidades y las humillaciones, una gente que sabe vivir los éxitos con medida y solidaridad voluntaria».
Es una alusión a la queja nacionalista de la solidaridad impuesta, el famoso «¡España nos roba!».
«Para que este sueño se convierta en realidad necesitamos un primer paso [ahora es cuando empieza a pedir el voto]. Hay que asumir responsabilidades y contemplar nuestro país no como una región empobrecida de un estado que no nos soluciona nuestros problemas sino como un estado con voz propia en el mundo. Hay que reclamar el bienestar que se merece nuestro trabajo: mejores pensiones para la gente mayor, mejores salarios para los trabajadores, más oportunidades para los jóvenes, más incentivos para las empresas, más recursos para los emprendedores, más sanidad, más enseñanza, más infraestructuras...».
Y esto lo está prometiendo uno que, según la auditoría de KPMG, ha dejado al FC Barcelona con una deuda de 552 millones de euros, la mayor de su historia.
«Nos lo merecemos. Tenemos, como reza la constitución norteamericana, derecho a la felicidad [suponemos que se refiere a la de Estados Unidos, porque es que en Norteamérica hay además otros dos regímenes constitucionales: los de Canadá y México. Ni de geografía sabe]. O, como proclama nuestro himno, necesitamos segar las cadenas que nos mantienen atados».
Está refiriéndose a Els Segadors, ese canto violento y fratricida que los políticos del Parlamento autonómico elevaron a himno “nacional” de Cataluña en 1993.
«Sólo depende de nosotros, de todos nosotros, tanto de los que hemos nacido en Cataluña como de los que habéis escogido este país para vivir. El próximo 28 de noviembre podemos iniciar un camino que nos lleve decididamente hacia nuestro futuro en plena libertad. El 28 de noviembre podemos dar el primer paso para conseguir el pasaporte hacia la plena prosperidad».
Impresionante. Difícil encontrar un texto con tal cúmulo de palabrería vana y memeces grandilocuentes para narcotizar a las mentes débiles. Nótese su apelación a la sensiblería patriotera del vulgo recurriendo intencionadamente nada menos que cuatro veces en su discurso ―publicado en catalán― a la palabra plena, la cual goza de especial significación en la primera estrofa de la letra de Els Segadors.

El título de esto es Fem del somni una realitat (‘Hagamos del sueño una realidad’). Pues sigue soñando, Joan. Que, como diría el Humphrey Bogart de Casablanca: siempre te quedará Uzbekistán.

3 de noviembre de 2010

Berlusporti

Coincidiendo con el advenimiento de Joan Carretero, el otro candidato que ha dado un paso al frente en la mesiánica tarea de conducir al Pueblo Elegido hacia la Tierra Prometida de la secesión y podría obtener también representación parlamentaria en las próximas autonómicas según algunos sondeos, es Joan Laporta. Por la amplia proyección pública de su figura, una numerosa facción ha depositado esperanzas en este polémico ex presidente del FC Barcelona que exhibe maneras de playboy de urbanización y aglutina en sí idénticos ingredientes a los de su colega Silvio Berlusconi: fútbol, política y mujeres.

No es la primera vez que Laporta emprende una aventura electoral. En 1996, fundó el Partit per la Independència (‘Partido por la Independencia’) junto a dos escindidos de ERC: Àngel Colom y Pilar Rahola. La formación se disolvía apenas tres años después por el estrepitoso fracaso en los primeros y únicos comicios a los que concurrió.

Vuelve ahora a intentarlo desde una posición mediática incomparablemente mejor. Él es el presidente que más ha politizado la institución azulgrana, utilizándola como activa plataforma del separatismo. Y el que más ha difundido sus posturas personales catalanistas también. Un catalanismo que sin embargo no le llevó a sacar al Barça de la Liga española de fútbol. Ni a preferir el cava de su amada tierra en vez del caro champán francés Mumm que se tiraba encima en la discoteca Luz de Gas para celebrar las victorias de su equipo (la misma marca que está degustando en la foto, mientras ejerce de Don Joan Tenori con esta joven de 22 años llamada Sana Khouja).

Mas si el otro día decíamos de su rival Joan Carretero que no se presenta a las urnas ligero de equipaje en cuanto a escándalos y procesos judiciales, éste de hoy trae maletas para parar un tren y veremos si al final no termina hospedado en el Rejas Resort. Fue acusado en 2009 de espionaje y escuchas ilegales a cuatro de sus vicepresidentes. Y por esas mismas fechas, una supuesta ex amante brasileña, de nombre Flavia Massoli, copó las páginas de la crónica rosa con detalles de su relación al tiempo que le interponía una demanda por despido improcedente de su puesto en el club, donde estaba percibiendo 2.541 euros mensuales.

Aunque peores tragos le ha deparado 2010 a nuestro galán. El socio barcelonista Lluís de Val denunció irregularidades inmobiliarias en la compra de unos terrenos en Viladecans: de las 30 hectáreas adquiridas en 2007 por 18,5 millones de euros, precio 4 veces superior al de mercado, 27 resultaron inservibles para la edificación del complejo lúdico que se proyectaba porque están enclavadas en una reserva natural. Meses más tarde, el pasado 18 de octubre, el agente Bayram Tutumlu reclamaba judicialmente 10 millones de euros al ahora candidato a presidir la Generalidad, por presuntas comisiones de intermediación en Uzbekistán. Precisamente bajo el títular «Laporta y la diva uzbeca: el presidente del Barcelona ha hecho negocios con la hija del presidente del régimen del país asiático y uno de los peores tiranos del mundo, donde existen la tortura y el esclavismo», John Carlin había publicado el 9 de mayo de este año en El País un sustancioso reportaje sobre sus andanzas en la mencionada ex república soviética, con párrafos tan espeluznantes como el siguiente:
«El régimen que preside su padre es considerado por las principales organizaciones internacionales de derechos humanos como uno de los peores del mundo. Más allá de la tortura, el asesinato y la intimidación como herramientas institucionales de persuasión, con el fin de perpetuar el poder y la riqueza de la élite de Gobierno, lo que distingue a Uzbekistán es el abuso sistemático de los niños, millones de los cuales han sido obligados a trabajar como esclavos en la cosecha del algodón, principal fuente de ingresos del “atroz” “mafia estado” uzbeco, según la definición del último informe sobre el país de Human Rights Watch».
La auditoría encargada a KPMG por el presidente entrante Sandro Rosell revela que la junta directiva laportista, tras siete años de mandato, ha dejado unas pérdidas de 48,7 millones de euros en el club deportivo. Más de 3 de esos millones (insuficientemente documentados a nivel contable, informa la prensa) se pagaron a detectives y empresas de seguridad en sólo tres años, al margen del coste de los servicios de vigilancia propios con que ya contaban las instalaciones. Han aparecido además astronómicos gastos de la temporada pasada en alquiler de aviones privados (362.000 euros), catering (576.000), entradas a un concierto de U2 para amigos y familiares (90.000), joyerías (420.000), marisquerías, hoteles, cigarros puros, perfumes y locales nocturnos, por citar algunos.

En la asamblea de compromisarios del Barcelona celebrada el 16 de octubre, la mayoría aprobó que los tribunales decidan si Joan Laporta se ha pegado la gran vida a costa de los socios. El 28 de noviembre los electores de Cataluña tenemos que decidir si en adelante se la va a pegar a costa del contribuyente.

21 de octubre de 2010

Año I d.C.

Por sorprendente que parezca, existen en Cataluña extremistas que consideran a Esquerra Republicana un insufrible partido “españolista” vendido a ese imperialismo castellano imaginario por el que tan oprimidos y atormentados se sienten. Para ellos, para los más descontentos y recalcitrantes, han aparecido dos grupúsculos con posibilidades de obtener representación parlamentaria el próximo 28 de noviembre según las encuestas.

El primero en montar el suyo ha sido Joan Carretero, un escindido de ERC que llegó a conseller (el equivalente a ministro) en el tripartito de Maragall, y terminó destituido por unas polémicas declaraciones al diario La Vanguardia. Lo ha bautizado como Reagrupament ('Reagrupamiento'), partido sin mayores objetivos que desgajar esta región de España y rebañar desencantados de las “moderadísimas” maneras de Puigcercós y su troupe.

Y es que la secta le ha visto las orejas al lobo y ha cambiado de estrategia: ya no pretende, como antes, la realización de un referéndum secesionista oficial, vinculante, pues se saben minoritarios y dudan de que lo ganasen. Varias dosis de realidad les han disuadido de ello. Por ejemplo, el masivo seguimiento y las celebraciones de las victorias de la selección española en el Mundial de fútbol protagonizadas por los catalanes. Pero sobre todo el fracaso cosechado con las consultas extraoficiales que llevan escenificando desde hace un año. La quinta oleada se ha saldado el domingo con una ridícula participación del 6%, que evidencia el desinterés de la población por experimentos disgregadores.

En lo que andan poniendo actualmente sus esperanzas los separatistas es en la obtención de una mayoría suficiente de diputados en el Parlamento autonómico (un mínimo de 68, la mitad más uno de la Cámara) que proclame unilateralmente la secesión. Después, en un plazo máximo de seis meses, convocarían un referéndum para —tal y como explicó el propio Carretero en una entrevista televisiva la semana pasada— legitimar el proceso y granjearse la aceptación internacional. Pero existe trampa en dicho planteamiento, como suele suceder cuando hablamos de estos personajes: lo que los electores harían en las urnas no sería decidir la independencia (ésta ya no tendría vuelta atrás, sería irreversible, un hecho consumado), sino votar una Constitución catalana que formalizase y prestase apariencia democrática al engendro.

Joan Carretero, que lleva también en su programa un proyecto de regeneración de la política por él llamada «nacional», no concurre a las elecciones ligero de equipaje en este sentido. En 2009, a solicitud de los querellantes, la Audiencia de Gerona ha reabierto una archivada causa penal contra él por prevaricación en la recalificación de unos terrenos cuando era alcalde de Puigcerdà. Mas no acaba ahí la cosa. Unos meses antes, en noviembre de 2008, la prensa publicaba que tras su salida de la Generalidad, estuvo cobrando durante casi dos años un abultadísimo sueldo de 32.000,04 euros como codirector de un hospital que aún no había empezado a construirse y del cual sólo existía una maqueta.

Hemos entrado en una nueva era de mayor radicalidad nacionalista si cabe y líderes mesiánicos. Estamos en el año I después de Carretero.

10 de octubre de 2010

Le llamaban Pérez

Aprovechando que estaba en España en vez de por Perpiñán charlando con la ETA, este jueves pasado la emisora COMRàdio entrevistó a Josep-Lluís Carod-Rovira. Podría haber resultado sumamente interesante, una impagable ocasión para preguntarle, por ejemplo, qué requisitos cumplía su hermano Apel∙les cuando lo colocó de embajador de Cataluña en París, la plaza más codiciada; o si le parece bien que los monitores de un campamento financiado por su Govern prohibieran a los niños seguir por televisión la victoria de la selección española en la final del Mundial; o incluso, ya puestos, cómo prefirió el café Josu Ternera durante la reunión entre ambos, si corto de leche, o largo de pólvora y muerte. Pero no. Muy al contrario, se trató de una entrevista obediente, sumisa, servil, felpudesca. Milimétricamente diseñada por el locutor-geisha para el lucimiento y la promoción política del personaje en cuestión, como suelen hacer los medios de comunicación del Régimen con los suyos, con el cacicazgo. Periodismo de altura. A la altura del betún.

Una de las cosas que le escuché al insigne invitado desde su micrófono fue agitar a la audiencia con otro insufrible agravio en la ya interminable lista: que la Generalidad no tiene competencias sobre un aeropuerto tan importante como el de Barcelona. ¿Y para qué quiere manejar el aeropuerto? Vamos a ver, ¿qué capacidad gestora han demostrado él y los suyos? Porque estamos hablando del vicepresidente de un gobierno autonómico que, tras siete años en el poder, ha empobrecido y desindustrializado aún más la región catalana. Del hombre que regaló un millón de euros nuestros a un jefe indio asomado de una selva ecuatoriana. Del mismo que viene enviando muchísimos millones al sur de Francia, a Valencia y Baleares para catalanizarlos. De esa especie de Phileas Fogg con barretina, constantemente embarcado en carísimos viajes transoceánicos que le costeamos aquellos a quienes la crisis nos tiene vedado hacer turismo.

Como acertadamente escribiera Carmen Rico Godoy en Diario 16, el 22 de enero de 1990, sobre los nacionalistas catalanes y vascos:
«Disfrutan de unos estatutos de autonomía con bastantes más competencias de las que son capaces de gestionar de manera adecuada, precisamente porque son incompetentes. Cuantas más competencias tienen, más incompetentes».
El final de esta genuflexa interviú fue apoteósico, auténtico recital de la chulería habitual en nuestro simpatiquísimo trotamundos: especificó que algunos tienen motivos identitarios y culturales para anhelar secesionarse de España; otros, de índole económica. Pero que no se necesitan en realidad razones. Simplemente, se pide la independencia porque a uno le «da la gana». Ea.

La verdad es que los de mi población estamos pensando seriamente independizarnos de Cataluña. ¿Debido a que estamos hartos de golfos envueltos en cuatribarradas, de políticos ávidos de competencias transferidas para mangonear más y mejor?, ¿hastiados de corrupciones, de treses por ciento y teuvetreses, de periodismo simulado y comprado a granel desde los despachos oficiales? Innecesario detallar. Queremos decir adiós porque sí, porque nos da la gana. Según la lógica de Carod-Rovira, ¿también tenemos derecho a ello, verdad? ¿O nosotros no?

29 de septiembre de 2010

Los señoritos de la guerra

Durante los años difíciles, un buen hombre a quien conocí muy bien alquiló unas tierras para cultivarlas. En ello estaba cuando el apero de labranza tropezó con algo. Le imprimió más fuerza y, del impulso, afloró el cadáver de un soldado que se hallaba semienterrado. Tras la sorpresa por tan horrendo descubrimiento, tiró de él para apartarlo a un lado y continuó la labor mientras pensaba qué destino darle. Unos metros más allá, el instrumento volvió a atascarse. Era otro combatiente muerto. Repitió la penosa operación y no pasó mucho tiempo hasta que apareció un tercero. Luego, el cuarto. Otros después. Al finalizar, los cuerpos apilados sumaban una veintena. Aquella finca, convertida hoy en un polígono industrial a seis kilómetros de Toledo, había sido escenario de una de las más terribles batallas de la Guerra Civil.

Ese suceso y otros mucho peores que se contaban sobre nuestra contienda, han recobrado vida en mi memoria a raíz de los acontecimientos de estos días. En una entrevista a medida que la prensa del régimen nacionalista le ha dedicado al consejero de la Generalidad, Josep Huguet (apodado por su grey como el Lenin del Bages), este republicano escupe su particular fórmula para la obtención de su ansiada independencia:
«Sin tanques, necesitamos ser persistentes».
«Sin tanques», dice. Sin tanques. No sé ni cómo se atreve siquiera a frivolizar con algo así. Cualquiera pensaría que casi que lamenta no tener un ejército a su disposición para conseguir el asunto por la vía rápida, aplastando calaveras. ¿Le gustaría que volviéramos a matarnos entre nosotros, como en el 36? ¿A qué viene entonces hablar de tanques? Por ahora desconocemos si en caso de conflicto armado Huguet se encaramaría a un blindado para derramar hasta la última gota de sangre por su amada Cataluña, o si, por el contrario, seguiría los pasos de su correligionario de ERC, Lluís Companys. Aquel mesiánico y agitador presidente de la Generalidad que con sus discursos incendiarios envió a muchos catalanes a la muerte, pero que luego cargó a la querida en el coche oficial bajo el amparo de la noche y huyó a esconderse en Francia, abandonando a los suyos frente al avance de las tropas franquistas comandadas por el general Yagüe.

En la manifestación del pasado 10 de julio en Barcelona, junto a consignas proterroristas a favor de la banda Terra Lliure, se coreó otra que también pone los pelos de punta:
«¡Guerra, guerra, guerra; guerra por la tierra!», invocaba un amplísimo sector.
¿Llamamientos a matar y morir por un palmo de suelo? Imagino que quienes más alto chillaban tal cafrería debían de ser esos mismos que a la hora de la verdad se asustan hasta de una polilla, los que para quemar una bandera, un símbolo monárquico o encadenarse en la puerta de la COPE, se encapuchan u ocultan tras una careta porque no se atreven si no. O sea, quienes nunca se han distinguido precisamente como valerosos y aguerridos.

Estamos en 2010 y resulta muy triste descubrir que desoímos totalmente las enseñanzas de la Historia, de nuestro pasado común. Seguimos cometiendo los mismos errores y no aprendemos que, en las guerras, casi nunca mueren quienes las provocaron.

17 de septiembre de 2010

Mefisto en La Moncloa

Alejo Vidal-Quadras —con quien en una ocasión tuve la fortuna de tratar y puedo decir que es un auténtico caballero— escribió en su blog hace cinco años sobre la, según sus palabras, «extraordinaria gravedad» de las maniobras del Presidente José Luis Rodríguez Zapatero para rescatar e impulsar el nuevo Estatuto de Cataluña cuando ya lo habían desechado en el Parlamento catalán, un texto repleto de puntos en clara colisión con nuestra Constitución, que consagraba a esta comunidad autonóma como una «nación étnica, basada en la identidad cultural y lingüística y en un pasado interpretado al servicio de un mito, excluyente, laminadora del pluralismo y ariete del desguace del proyecto común». Lo que se estaba tramitando con apariencia de reforma estatutaria, no era sino un fraudulento cambio de régimen saltándose los pasos de una «mutación constitucional» en la que todo el pueblo español tenía derecho a haber participado.

Achacaba aquel salto hacia el abismo a «una suma de indiferencias, cobardías, errores, oportunismos, mezquindades y bajezas», a las que casi nadie escapaba. Y advertía de que los nacionalismos habían abandonado toda ambigüedad y mostraban «sin embozo alguno su decidido propósito de despedazar la unidad constitucional y convertir España en un agregado de micronaciones ajenas u hostiles entre sí». Don Alejo definió al jefe del Gobierno como «un ignorante rencoroso e iluminado» y cómplice de este desmán; culpable, según el artículo 102 de la Carta Magna, del delito de «alta traición» (que es el título que eligió para su excelente exposición).

Un lustro después, ZP sigue siendo el mejor aliado que podrían haber soñado nunca los separatistas, su más leal y eficaz mamporrero. Este verano supimos por la prensa que el informe anual del Departamento de Estado de los Estados Unidos denunciaba la vulneración de los derechos humanos perpetrada en Cataluña y Baleares con la persecución a los castellanohablantes. Y ahí que nuevamente fue él en auxilio de sus amigos —que son a la vez los enemigos de España— a realizar sus habituales piruetas y acrobacias, tal y como relató el 12 de agosto el diputado Antonio Robles en «Un Robin Hood de pacotilla», desde el diario Libertad Digital:
«No pasa día ni desaprovecha decisión alguna para equivocarse. La última, su promesa de enviar “un completo informe” al Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la “convivencia lingüística” en España para demostrar que funciona “razonablemente bien”. […] Nunca antes en democracia el presidente del Estado había renunciado tan descaradamente a su primera obligación, o sea, a hacer cumplir la ley y a amparar en cualquier lugar de su territorio a quienes sufren abuso. Ya que no ha obrado en consecuencia, se lo recuerda la Administración Obama a través de uno de los organismos sobre la práctica de los Derechos Humanos más prestigiosos del mundo».
El mismo que negó la crisis, se aprestaba ahora a utilizar idéntico método en tan lamentable asunto:
«Su primera obligación debería haber sido tomar nota, pedir disculpas y corregir los abusos en lugar de intentar ocultar las acusaciones con contrainformes. Borrar la realidad insoportable de la exclusión ya lo hacen muy bien los nacionalistas. Un ingente griterío de asociaciones subvencionadas por la Administración de la Generalitat ya vienen haciéndolo desde hace años. Cada vez con menos éxito, pues afortunadamente los organismos internacionales no dependen de las subvenciones catalanistas y tienen criterio propio».
Ahora, el huésped del Palacio de La Moncloa se encuentra afanosamente comprometido en burlar la sentencia del Tribunal Constitucional, rescatando por la vía de leyes orgánicas los artículos rechazados del dichoso Estatuto. Que ni el Mal descansa nunca, ni existió jamás sumisión más conmovedora que la suya.

Los secesionistas no desaprovechan esta oportunidad histórica y han tensado la cuerda de la convivencia entre los españoles hasta un límite peligrosísimo. Pero, no nos engañemos, la máxima culpa recae sobre aquél que se lo está permitiendo a cambio de apoyos parlamentarios transitorios para apurar su mandato, que ha descubierto en la confrontación guerracivilista y el desmembramiento de la nación un modo para sostenerse en el poder. Y quién sabe si también una manera de pagarle favores pretéritos a esa gente.

8 de septiembre de 2010

Zoraida Nebrera

Montserrat Nebrera es ese satélite que Josep Piqué dejó orbitando en el Partido Popular de Cataluña, incluso después de que él implosionara. Ahora que ha salido despedida de la Galaxia Gaviota, vaga como un meteorito. De buen ver, sí; pero meteorito al fin.

El viernes 27 de agosto presentó en Granollers su recién montada formación política, Alternativa de Govern. Se distinguirá de las demás opciones por ostentar en el logotipo una enorme letra “n”, desconocemos si por la inicial de su apellido, o por la de la cantidad de escaños que se prevé sacará si finalmente concurre a las próximas elecciones autonómicas: ninguno. Pero antes de eso, su postrera incursión la había realizado en el periodismo vérité enfundándose en un burka para luego plasmar su experiencia a modo de denuncia en el diario El Mundo, que es algo que queda muy progre y se está llevando mucho esta temporada.

Y así, cual mora de La venganza de Don Mendo, se paseó por las céntricas calles de Barcelona viviendo la diferencia.

Puestas a hacer experimentos sociológicos, mejor servicio a la comunidad hubiera hecho disfrazándose de comerciante multado con 1.200 euros —en estos terribles tiempos de crisis— por no rotular su negocio en la lengua que el sultán Montilla apenas alcanza a balbucear. O tratando de meterse en la piel, aunque hubiese sido únicamente durante 24 horas, de un padre desesperado que no encuentra en toda la región ni un colegio donde escolarizar a su hijo en español. Pero cada una se entretiene como quiere.

Cataluña está llena de burkas. Burkas ideológicos. Sólo hay que fijarse un poco para verlos.

(En la imagen, Montsita en plena performance: —Que me lo pongo, que me lo pongo, ¡uuuuuuuuy, qué cosa!).

30 de agosto de 2010

Odio, luego existo

Anda la secta echando espuma por la boca, encolerizada con el flamante presidente del Fútbol Club Barcelona, Sandro Rosell. Los panfletos subvencionados se caen de mensajes de los lectores cuajaditos de soeces improperios contra él y de notificaciones de socios que han decidido, al instante, dejar de serlo. Pero, ¿qué horrenda falta ha cometido nuestro vilipendiado protagonista? ¿Endeudar a la entidad mediante irregularidades económicas, como otros? ¿Colocar a sus amantes dentro del club con sueldos astronómicos en cargos improvisados, como otros? ¿Mantener negocios turbios con tiranías de países de la antigua URSS, como otros? Nada de eso. Algo muchísimo más grave: se ha dirigido en español a las peñas en su 31º congreso mundial.

Utilizar el idioma de los invasores castellanos no merece perdón de ninguna clase. De las 1.343 peñas del equipo azulgrana, la inmensa mayoría están fuera de Cataluña. Pero eso da igual, se les habla a todas en la lengua de Joan Laporta y si no la entienden, ¡que se aguanten! Que contraten y paguen a unos traductores, como ha hecho el Senado español con el dinero de nuestros impuestos.

Varios fóbicos incluso se han apresurado a montar una página en Facebook bajo el caritativo nombre de Yo también odio a Sandro Rosell, nutrida ya con ciento cinco adheridos sin mayor entretenimiento en sus vidas.

Y es que odiar y quejarse es lo que mejor saben hacer los separatistas. Lo único, en realidad. Cualquier día nos aparecen con la palabra “odio” tatuada en el puño, entre los nudillos, una letra en cada dedo, como Robert Mitchum en la película El cabo del terror. Aunque dada su arraigada aversión al español se la tendrían que tatuar en inglés, hate. Porque el vocablo catalán odi consta de sólo tres caracteres y tampoco es cuestión de cortarse un meñique en plan yakuza para cuadrar la cosa, que además el valor no es rasgo distintivo de los del fascio barretinado.

Hace mucho tiempo, el humorista Pedro Ruíz —por quien no siento excesiva simpatía— sentenció que efectivamente el Barça era «más que un club»: un puticlub, con muchas estrellas internacionales y donde las copas costaban muy caras. En lo que, desde luego, sí ha quedado convertido es en una oficina del secesionismo por obra de alguno que lo instrumentalizó para su beneficio y promoción política personal.

24 de agosto de 2010

La Barcelona antipática

Shakira ha rodado su último videoclip en Barcelona. ¿Creería alguien que esto ha llenado de gratitud y satisfacción a sus autoridades por la magnífica promoción internacional que supone para la urbe? Pues no. Muy al contrario, los del Ayuntamiento se están dejando las pupilas en estudiar cada fotograma para multarla por dos horribles infracciones municipales: circular sin casco sobre una motocicleta Harley-Davidson en una escena, y hundir sus lozanas carnes barranquilleras en una fuente pública durante la filmación de otra.

Por cierto, recordemos que la famosísima cantante colombiana de ascendencia libanesa interpretó el himno oficial del último Mundial de fútbol. Y ha sido ese mismo Consistorio, el de la Ciudad Condal, el que ha rechazado la propuesta del PP de rendir homenaje a los victoriosos jugadores de la selección española con una recepción. Que eso de que unos jugadores catalanes traidores colaborasen en dar tamaño triunfo deportivo al opresor país vecino, mas cosa es de olvidar y soterrar vergonzosamente que de festejar por todo lo alto.

La Alcaldía también prohibió al partido Ciudadanos la instalación de una pantalla gigante en la Plaza de San Jaime para seguir los partidos de nuestro equipo por tierras sudafricanas. Dicha formación política se había ofrecido a correr con los gastos, al erario no le iba a costar un solo euro. Pero ni se le permitió, ni fue atendida tampoco su anterior petición de habilitar un espacio público para tal fin.

Sin embargo, hace escasas fechas el Ayuntamiento barcelonés sí autorizó un acto de bienvenida que se venía preparando en el barrio de Gracia para homenajear a la terrorista Laura Riera porque eso sí que es bueno, más edificante, mejor. El sábado 21 estaba prevista su salida de prisión tras cumplir nueve años de condena por colaboración con banda armada. La hoy ya excarcelada se había servido de su empleo como funcionaria municipal en Tarrasa para facilitar a ETA matrículas de vehículos de objetivos potenciales. Como el del concejal del Partido Popular de Viladecavalls, Francisco Cano, asesinado en atentado el 14 de diciembre de 2000 mediante una bomba lapa adosada a los bajos de su coche. «No nos corresponde prohibir o no prohibir», declaró textualmente tres días antes en referencia a la celebración del evento filoetarra el alcalde Jordi Hereu, desentrenado sin duda en estos lances de la interdicción que se diría no ha ejercitado nunca.

Ha sido la Audiencia Nacional desde la “malvada” Madrit la que finalmente prohibiera esa preparación de un evidente delito de enaltecimiento y apología del terrorismo.

Y es que la antaño bullente Barcelona, capital europea dinámica, abierta y cultural, ha devenido hoy en un patético bastión del catetismo, en el cortijo del nacionalista Hereu y sus reconcentrados secuaces.

18 de agosto de 2010

De tahúres, apóstoles y togados

Este señor que luce estética a medio camino entre Harpo Marx y Super Mario Bros es Joan Tardà, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso. Sabe bien lo que es hacer el ridículo, no hay más que escuchar cualquiera de sus intervenciones parlamentarias. Seguramente ha sido en su calidad de experto sobre este tema en la que ha tachado de «ridículo» que el pasado 25 de julio, con motivo de la tradicional Ofrenda Nacional que viene celebrándose desde 1643 en la capital compostelana, el Rey le pidiera al Apóstol Santiago ayuda para superar las dificultades de la crisis, para favorecer la cohesión y el entendimiento entre los españoles. Se la solicitó también para «erradicar el odio, la violencia y la sinrazón de la barbarie terrorista», y, por supuesto, no vamos a creer que fuera esta parte la que irritó especialmente al republicano porque en su partido hay ex terroristas sin juzgar ni arrepentir, ingresados en los años noventa tras la disolución de la banda Terra Lliure.

Pero don Joan no sólo hace el ridículo desde la tribuna de oradores del hemiciclo. El 6 de diciembre de 2008, en el calor de un mitin, gritó «¡Muera el Borbón!», para luego desdecirse y alegar ridículamente esquivando su responsabilidad que no se refería a Don Juan Carlos, no, sino a su lejanísimo antepasado de hace tres siglos: Felipe V. Nada más lógico y natural.

Pero justo antes de compartir con todos nosotros sus “buenos” deseos hacia el Monarca, este lenguaraz independentista lanzó una grave acusación que no le ha acarreado consecuencias políticas, ni judiciales tampoco:
«El Tribunal Constitucional es un órgano corrupto».
Si viajamos en la cápsula del tiempo, encontramos que el 9 de diciembre de 1986 unas declaraciones mucho menos graves le valieron al entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, una condena de la Audiencia Territorial de Sevilla de seis años y un día de inhabilitación para ejercer cargos públicos, dos meses de arresto mayor y 40.000 pesetas de multa. El tribunal consideró que su ya célebre frase «la Justicia es un cachondeo», declarada a los medios de comunicación a raíz de una sentencia sobre urbanismo adversa para él, era «tendenciosa y difamante», y que el gaditano había intentado una campaña de descrédito a los magistrados. Finalmente se libró dos años después, el 21 de enero de 1988, porque la Sala Segunda del Tribunal Supremo le absolvió en apelación. Pero fue por los pelos, con los votos particulares en contra de dos de los cinco magistrados. Y el caso es que ya nadie le quitaba el mal trago de haberse tenido que sentar en el duro banquillo de los acusados por aquella salida de tono.

Con Tardà no ha pasado igual. Él y sus compañeros de ideología parecen tener licencia para esto y para otras muchas cosas más. Y es que algún malpensado observador podría deducir que en este régimen de Rodríguez Zapatero, donde el PSOE necesita de los nacionalismos para apuntalar su insuficiente mayoría en el Parlamento, hay quienes juegan con las cartas marcadas.

1 de agosto de 2010

Visita inesperada y yo, sin botijo que ofrecerle

Anoche, al consultar las estadísticas de la jornada, me sorprendió el registro de una afluencia infrecuentemente alta de visitantes españoles al blog. ¿Qué ha pasado, a qué se debe? Seguí revisando y resultó que había entrado una cincuentena de probables gañancitos monoceja procedente del foro de RacoCatala.cat; sí, sí, ése donde algunos se carcajean y celebran los asesinatos de la ETA, la fabricación a bombazos de huérfanos y viudas. Alguien ha colgado allí un enlace a esta dirección el 31 de julio y les empujó la curiosidad de comprobar qué se decía de ellos, sobre sus comentarios y desbordada alegría de aquel día del atentado terrorista ahora hace un año.

¡Pues nada, sed bienvenidos al sitio! Dejad la estelada y la falç en el recibidor, y disponeos a contemplar vuestra obra: se llama Cataluña, una región que, de ser la más rica de España, tras treinta años de nazionalismo cerril ha pasado a ser la cuarta —después de Madrid, Vascongadas y Navarra—, y bajando.

No sabéis bien, catasunos míos, el regalo que me hacéis colocando enlaces hacia aquí: cuantos más pongáis, posiciones más altas escalará este blog en Google y en los demás buscadores, de mejor calificación gozará en Alexa, y más personas normales vendrán a conocerlo. De esta manera es como funciona Internet. Os animo a continuar enlazándolo. Yo, a cambio, como favor con favor se paga, prometo seguir mostrándoos el espejo que refleja vuestro aldeanismo mísero y cobardón, vuestros lloriqueos perpetuos por no conseguir una independencia que ni os merecéis ni jamás tuvisteis, y manteneros así entretenidos sin que salgáis a amenazar y agredir al projimo que no opine como vosotros.

Acomodaos, por tanto, y sentíos como en vuestra casa, pues en ella estáis. Y no olvidéis apartaros de la cara el pelo de dehesa para no perder detalle de nada cuanto aparezca en la pantalla. Empecemos por ver los muertos de quienes tanto os reíais:

30 de julio de 2010

Gracias, asesino

Hoy hace un año, ETA asesinó en Calviá (Mallorca) a dos agentes de la Guardia Civil, Carlos Sáenz de Tejada García y Diego Salvá Lezaun, de 28 y 27 años respectivamente, mediante una bomba lapa adosada a los bajos de su todoterreno. Ese día en el foro separatista de RacoCatala.cat se desata el júbilo. Algunos participantes cuelgan emoticonos de caras riéndose, de muñequitos revolcándose y pataleando de risa. Un forero bromea pidiendo que los informativos aclaren «si se trata de dos guardias civiles o de dos personas, pues [para él] no son lo mismo». Más risas. «Uno de ellos no podrá aprobar las prácticas», es la “gracia” que suelta otro. Como al principio las noticias son confusas, algunos foreros fantasean con la posibilidad de que pueda haber un tercer fallecido y canturrean aquel eslogan de IKEA: «Donde caben dooos caben treees». Carcajadas para premiar la ocurrencia. Otro independentista, que no quiere quedarse atrás, improvisa un chiste: «La película se llama “Toma tres verdes fritos”».

Cuatro páginas sucesivas del foro así, en las que hay quien incluso llega a dar las gracias a ETA.


La web Racó Català (‘Rincón Catalán’) está en funcionamiento desde 1999. Con sede en Barcelona, se constituyó como asociación en enero de 2005. Desde entonces, según revelaba la revista Interviú del 11 de agosto de 2008, comenzó a recibir subvenciones del gobierno autonómico: 30.000 euros en 2005, 5.000 en 2006 y 11.000 en marzo del año de publicación del reportaje. El fin de las subvenciones fue publicado en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, y no es otro que contribuir al proyecto de ampliación de la web, a la consolidación del equipo de redacción y a los gastos de promoción de este medio digital que —según sus administradores— se dedica a «ofrecer diferentes servicios para aglutinar los distintos movimientos catalanistas».

A día de hoy, ese hilo del foro ha sido borrado.

27 de julio de 2010

Alucinaciones y agravamiento de su estado

El cuadro clínico de la secta es crítico. Desde la fase convulsiva, en que echaba espumarajos por la boca debido al triunfo de la selección española y la proliferación de banderas nacionales en las calles catalanas, su enfermedad ha cursado hacia desatada euforia e intensas alucinaciones visuales y auditivas: ve millones de manifestantes y oye voces de La Haya.

De nada han servido las desmentidoras fotografías aéreas, ni que hasta tradicionales medios separatistas (Avui, Nació Digital, etc.) terminasen, días después, por rebajar sensiblemente aquellas descaradas, infladísimas cifras de la manifestación del 10 de julio. Todo eso le da igual, continúa con la falacia del millón y medio (incluso he llegado a leer a un forero anónimo clasificarlo de la siguiente absurda manera: «un millón de independentistas eran de Barcelona, y el otro medio millón, del resto de Cataluña»; ¡hala!, así. Y se quedó tan ancho). Para atizar más el fuego, a la semana, el día 18, La Vanguardia publicaba una irrisoria encuesta según la cual el ¡47%! de la población de Cataluña quiere decir adiós a España. No nos conviene caer en la ingenuidad de olvidar que su propietario, el Grupo Godó, viene recibiendo desde hace años sustanciosas subvenciones del tripartito por dicho diario y también por el canal 8tv, del que es accionista mayoritario.

La encuesta de mayor fiabilidad es la del último pseudoreferéndum secesionista, celebrado en Puigcerdà (Gerona) el pasado domingo 19: una ridícula participación del 13,48%. Proporción, ésta sí, concordante con las de otros sondeos —incluidos los encargados por la Generalidad— elaborados antes y después del de La Vanguardia, y que asignan al separatismo sólo entre un 16 y un 18% de apoyo.

Lo de las voces es más preocupante. La secta, la misma que rechaza y desacata el veredicto del Tribunal Constitucional porque no le gusta, enarbola con alborozo la sentencia no vinculante de la Corte Internacional de Justicia de la ONU, establecida en La Haya, que no ha encontrado violación de las leyes internacionales en la secesión de Kosovo. A los separatistas catalanes les ha convenido interpretar esto como un espaldarazo a sus tesis, como un salvoconducto jurídico para la desmembración de cualquier territorio. Ningún efecto les ha causado que el artífice del engendro kosovar, Estados Unidos, despejase a través del portavoz de su Departamento de Estado, PJ Crowley, que la sentencia no es extrapolable a Cataluña, Vascongadas ni a ninguna otra región de Europa. Peor aún, esta decisión judical sorprendería a cualquier estudiante de Derecho o persona bien informada porque contraviene las resoluciones del propio Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en concreto la número 1244.

Kosovo es actualmente un narco-estado que obtuvo su independencia por oscuros y bastardos intereses norteamericanos que quizás algún día conozcamos, como se desprende del reportaje publicado por El Imparcial el 21 de febrero de 2008. La organización terrorista secesionista UÇK, financiada en su génesis por la mafia albanesa, es hoy la que controla el gobierno del país y el paso de la heroína afgana a través de los Balcanes hacia Europa, por un valor de dos mil millones de dólares. En los últimos años, ha extendido también sus tentáculos al tráfico de cocaína colombiana. De lo único que puede ser ejemplo esa bochornosa nación recién surgida de una guerra fratricida es de corrupción política y pobreza. Una comparativa de la CIA refleja que la renta per cápita anual de Kosovo es de apenas 2.500 dólares, sólo 100 por encima de la de Nigeria.

En ese espejo es donde se miran nuestros fascistillas de espardenya y monoceja.

22 de julio de 2010

Los sediciosos

Bien podría ser ése el título de una de aquellas inclasificables películas de Mariano Ozores sobre pícaros ibéricos, que tan exitosamente protagonizaron Andrés Pajares y Fernando Esteso: Los liantes, Los bingueros, Los energéticos, Los chulos... El pasado 5 de julio, el pleno del Ayuntamiento de El Port de la Selva aprobó por unanimidad declarar al gerundense municipio «moralmente excluido del ámbito de la Constitución Española», en airada respuesta a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto. Eso sí, ningún miembro del concejo se declaró “excluido” de su sueldo y las prebendas, ni moral ni materialmente. Con tan desagradable retoque del documento estatutario y todo, pero ellos ahí, agarrados a la pasta y al poder, al cargo que ostentan gracias al orden constitucional del cual abominan.

La resolución, además, llamaba a los vecinos a «participar masivamente en los actos públicos contra esta sentencia», y a otros ayuntamientos para que siguieran el mismo ejemplo. Y, como de selva va la cosa, resonó igual a aquel famoso alarido de Tarzán convocando en su auxilio a la fauna, de manera que al día siguiente se sumaron el pueblo de Vilafranca del Penedés y el de Sant Pere de Torelló. Montesquiu, Tarrés y Vich lo hicieron a continuación. Y hasta un alcalde en solitario, el de Calders, Jaume Perarnau i Llorens, escribía el 7 de julio una carta a la Delegación del Gobierno liberándose de «la promesa de fidelidad a la Contitución y al Rey de España» que formalizó cuando tomó posesión de su ilustre empleo. Pocas horas pasaron hasta que cinco colegas de su comarca copiaron la hazaña del súbito héroe rural mediante el envío de misivas similares, y luego se retrataron todos juntos en un balcón consistorial sonriendo. Que es que eso de desacatar da mucha risa. Ya puestos, podrían haberse enredado en un pregón parecido al del gran Pepe Isbert en ¡Bienvenido, Mister Marshall!:

—Como alcalde vuestro que soy, os debo una sedición. Y esta sedición que os debo, os la voy a pagar...

El Código Penal tipifica así dicho delito en su artículo 544:
«Son reos de sedición los que, sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales».
Y en el posterior artículo, 545, prescribe penas de prisión de diez a quince años para quienes «fueran personas constituidas en autoridad». Aparejadas a la inhabilitación absoluta por el mismo periodo.

El contagio se ha extendido a las más altas instancias. El 15 de julio, el consejero de Interior, Joan Saura, arrojaba esta chulesca y escuetísima respuesta a una interpelación en el parlamento catalán:
«El gobierno [de la Generalidad] no tiene previsto modificar ninguna ley en función de la sentencia del Tribunal Constitucional».
Dos días después, su socio en el tripartito, Joan Puigcercós, proclamaba incendiariamente lo siguiente desde el escenario del festival Acampada Jove, una especie de Woodstock en versión palurda que cada año organizan las Juventudes de ERC:
«No acataremos la sentencia, no transformaremos ninguna de las leyes que nos impone el Tribunal Constitucional. Tenemos el derecho y tenemos la obligación de ser insumisos de la legalidad española».
La última ha sido ayer mismo. Carme Capdevila, consejera de Acción Social y Ciudadanía, anunciando a los medios la plena vigencia de la Ley de Acogida de inmigrantes, pese a incluir varios aspectos de manifiesta inconstitucionalidad.

Sorprendentemente, ni desde el Gobierno de España ni desde la Fiscalía General del Estado se han ordenado detenciones. No se han intervenido judicialmente esos montaraces ayuntamientos, ni se ha suspendido la Autonomía de Cataluña tras tamaños desafíos. Nada de nada. El día que los ciudadanos nos declarásemos moral y pecuniariamente excluidos de nuestros políticos impresentables y dejásemos de pagar impuestos, de obedecer sus arbitrarias leyes, se acabaría toda esta tontería para siempre.

16 de julio de 2010

La ‘manguifestación’

Acostumbrados como están a inventarse naciones, imperios mediterráneos y héroes que huyen, no les debe de costar demasiado a los separatistas inventarse un millón y medio de adeptos en una marcha donde los análisis aseguran que acudió —en realidad— veinte veces menos gente. Además de que el lema de la convocatoria no era a favor de la independencia, sino para defender el Estatuto. Pero les da igual, ellos adelante con la mentira numérica, ufanándose como aquél del “¡mira, mira, mira qué larga la tengo!”, utilizándola estos días como arma política en los parlamentos —el catalán y el nacional—, y también para augurar una pronta e inevitable secesión de España en fechas próximas.

En cualquier democracia lo que cuenta son los resultados salidos de las urnas (cuantificables), y no las exhibiciones callejeras de masas, que es a lo que recurrió Benito Mussolini durante dos días consecutivos para arrebatar el poder en Italia. Además, aunque nos emborrachásemos con vino de Montilla y diésemos por buena la exageración del millón y medio de asistentes, ¿qué importancia tendría frente a los casi siete millones y medio de habitantes de Cataluña, o comparado con los 2.828.332 que en esta región votaron a favor de la Constitución?

Los embusteros no han dado una sola prueba objetiva en la cual apoyar su disparatado cálculo sobre la protesta, que discurrió por una vía (Paseo de Gracia) con sólo ocho travesías. «Es que los manifestantes iban muy juntos y en un m² caben hasta 8 personas», he leído comentar a alguien en los medios. ¡Hombre!, pues, si fue así, preparémonos para recibir una auténtica explosión demográfica dentro de nueve meses, porque con tanto roce...

La cifra definitiva que ha proporcionado la empresa Lynce, especializada en la medición de concentraciones humanas mediante recuento informático de fotografías aéreas, es de 62.000 personas. Con una estimación de error al alza del 20%, que podría elevar la asistencia hasta un máximo de 74.400. Pero no más. Estos datos, así como las imágenes del recorrido y su metodología de contabilización, pueden consultarse en su página www.lynce.es/es/manifadetalle.php?cod=44. Allí encontramos también argumentos que tiran por tierra la falacia, como los siguientes:
«Entendemos el sentimiento de frustración de quienes, obsesionados con el millón “prometido”, no admiten ningún aumento que sólo sea de unas pocas “decenas de miles”. Pero la realidad es una cuestión observable y nosotros mostramos nuestros datos y explicamos el procedimiento por el que llegamos a ellos.
»Nos gustaría que otros “fabricantes” de cifras también pudieran explicar pormenorizadamente sus propios procedimientos».
Pues, ni pío han dicho hasta el momento esos mangantes que fabrican cifras, no. Nada han explicado. Sigamos:
«Lo decimos porque el problema no es esta manifestación de Barcelona, ni cualquier otra de Madrid, Valencia, Bilbao o Zaragoza. El problema reside en quienes propalan la idea de que el millón es fácilmente alcanzable en cuanto vemos que la multitud que podamos tener ante nosotros es realmente MASIVA.
»Créannos, porque es pura física: una foto con un millón de personas en ella es un diamante en bruto. Y mucho me temo (aunque esto es sólo una opinión y no un dato) que ninguno de nosotros ha visto nunca ese diamante en todo lo que llevamos de democracia. Y antes (en la Plaza de Oriente) aún menos.
»Para los aficionados a las cifras millonarias, hemos hecho un pequeño cálculo: la Diagonal es una de las principales avenidas de la ciudad de Barcelona y corta en dos el distrito central del Eixample. Tiene una longitud de unos 11 km y una anchura de 50 metros.
»Pues bien, ni siquiera con una densidad media de 1,7 personas / metro cuadrado (cifra altísima para una multitud en movimiento) podríamos concentrar en todo ese espacio a un MILLÓN de personas».
En fin, lo de siempre cuando hablamos de nacionalismo: muchos fuegos de artificio con pólvora mojada.

13 de julio de 2010

¡Paul Presidente!

Nadie había pedido un cambio estatutario. La población catalana se dedicaba a trabajar y ver crecer a sus hijos, como las demás. Había insatisfechos, sí, los separatistas; pero ésos nacieron así. Y, además, lo que querían era la independencia, sin medias tintas. Quien agitó el avispero y destapó irresponsablemente la caja de los truenos —en comandita con Pasqual Maragall— fue el entonces candidato a la presidencia del Gobierno, Rodríguez Zapatero, impulsando algo no reclamado por la ciudadanía: «Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña», prometió durante un mitin en la Barcelona del 13 de noviembre de 2003, sospecho que con motivos más inconfesables que sólo arañar unos votos. Lo que vino después es ya Historia: la radicalización del envalentonado secesionismo, los agravios entre regiones, el enfrentamiento entre españoles, la llamada de Carod-Rovira a boicotear Madrid 2012, el boicot al cava... La preguerra.

La manifestación nacionalista de este sábado fue un autentico homenaje a la mendacidad:

—Han asistidooooo... un millón cien mil personas —proclamó uno de los organizadores.

—Quita, quita; pocos millones son ésos —le corrigió otro—, ¡millón y medio mejor, con un par!

Pero ni el haber llegado a creerse su propia mentira les hace felices, porque la prensa internacional de lo que ha hablado profusamente ha sido de la victoria española en el Mundial, y no de su show identitario. Y, para colmo, miles y miles de catalanes han tenido la “insolencia” de abarrotar las plazas para ver nuestro triunfo futbolístico en pantallas gigantes, y celebrarlo después con una multicolor marea de rojigualdas. Que ya sabemos que para un separatista son como para Drácula la cruz.

El pasado 9 de julio, Ramón de España escribió al respecto lo siguiente en su inteligente artículo «La Catalunya real sale del armario», en El Periódico:
«Las muestras de júbilo popular ante los triunfos de la selección española en el Mundial de fútbol de Suráfrica tienen muy preocupados a nuestros nacionalistas, siempre dispuestos a sentirse, como los personajes de la novela homónima de Fiodor Dostoievski, humillados y ofendidos. En su opinión, los pérfidos españolistas están saliendo del armario (¿donde ellos han intentado mantenerlos encerrados desde hace más de 30 años?) y hasta se atreven a colgar banderas en los balcones […] ¿Hasta dónde vamos a llegar?, se preguntan nuestros patriotas mientras llevan a cabo acciones tan demenciales como embutirse en una camiseta de la selección alemana y concentrarse en una sede de ERC para dar rienda suelta a su odio al vecino».
Y prosigue en su lúcido diagnóstico:
«Si hubiera manera de razonar con ellos, les diría que las celebraciones catalanas de los triunfos de la selección española son absolutamente lógicas en una comunidad en la que, según las encuestas que se han publicado, más de la mitad de sus habitantes nos sentimos tan catalanes como españoles, sin que ello nos cause la menor esquizofrenia; una comunidad en la que, pese al ruido que hacen y la tabarra que dan, los independentistas no llegan al 20% de la población».
Concluye señalando con precisión los responsables:
«Desde que Jordi Pujol, ese caudillo providencial, decidió que había que potenciar todo lo que nos separaba del resto de los españoles e ignorar convenientemente lo que nos unía, los nacionalistas han ido trabajando con ahínco –y sin encontrar prácticamente resistencia en nuestras fuerzas de supuesta izquierda– en la fabricación de una Catalunya falsa que ha acabado por imponerse a la real. […] han construido un país en el que todo el mundo es independentista, un país más falso que un billete de tres euros, pero que a los nacionalistas les gusta más que el de verdad, pues este no deja de decepcionarles: la gente se queda en casa en vez de acudir a los chuscos referendos independentistas, celebra los triunfos de la selección española y detesta cada vez más a los políticos locales, esos personajes que para cada solución tienen la habilidad de encontrar un problema».
Mortificados como estamos por politicuchos renegados, el pulpo Paul, ese simpatiquísimo octópodo de Oberhausen, sí ha creído en España. Su palmarés de aciertos es impresionante, ha predicho partido tras partido todos los triunfos de nuestros campeones. Nunca nos ha fallado. Por lo que parece obvia la conclusión: deberíamos poner a ese entrañable habitante de acuario en el cargo de quien habita La Moncloa. Aseguro que lo desempeñaría muchísimo mejor.

11 de julio de 2010

Reflexiones sobre el desfile

La Pasarela Barcelona albergó ayer la enésima pataleta del nacionalismo. Tras lo cual, he llegado a las siguientes conclusiones:
1.º Que la manifestación era contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto.
2.º Que los separatistas se la han apropiado y hecho creer que todos allí pedían la independencia de Cataluña.
3.º Que la Guardia Urbana, a las órdenes del Ayuntamiento gobernado por el PSC —uno de los convocantes—, ha cifrado la asistencia en un millón cien mil personas.
4.º Que la Ciudad Condal cuenta con una población de sólo 1.621.537 habitantes (datos del Instituto Nacional de Estadística, de 2009).
5.º Que con semejante ojo para los cálculos, como para fiarse de la Guardia Urbana cuando multa por exceso de velocidad a los conductores.
6.º Que en el referéndum, los separatistas votaron en contra del Estatuto, pero ayer salieron muy irritados a protestar por el minirecorte del TC.
7.º Que los organizadores desplegaron autocares semigratuitos para llevar a gente desde todos los rincones de la región.
8.º Que —según denuncia el partido Ciutadans— la organizadora de la manifestación Òmnium Cultural, ha recibido 7,6 millones de euros en subvenciones por su supuesto carácter como entidad «de utilidad pública», pese a estar dedicándose a fines políticos.
9.º Que la inmensa mayoría de cuantos protestaban ni siquiera se ha leído el Estatuto.
10.º Que ninguno de los manifestantes se quejó de la galopante corrupción autonómica.
11.º Que los separatistas intentan conseguir por las bravas lo que no ganan en las urnas, como hizo Mussolini mediante la Marcha sobre Roma, en 1922.
12.º Que quienes presumen de “demócratas”, exhibieron el lema: «El pueblo no acata».
13.º Que todos debemos acatar las leyes y sentencias, menos los nacionalistas.
14.º Que a Montilla casi le dan a probar de la misma “medicina” que muchos catalanistas nos llevan propinando durante años a quienes cometemos la osadía de no pensar como ellos.
15.º Que para ofenderle y vejarle, le gritaron: «¡charnego!».
Y la peor conclusión de todas: los españoles estamos cada día más enfrentados por culpa de estos políticos agitadores, que serán los primeros en huir por la frontera —con el dinero, por supuesto— si esto acaba en guerra civil.