—¿Os apetece una velada íntima y una cenita con un buen fuego esta noche, en mi casa?
—¡Venga!
—¡Venga!
«✔ Te dijeron que era un referéndum válido (no lo era).✔ Te dijeron que ya tenían estructuras de estado (no las tenían).✔ Te dijeron que en 18 meses habría independencia (mintieron).✔ Te dijeron que harían DUI (ahora dicen que es “simbólica”).✔ Te dijeron que no se irían empresas (se fueron).✔ Te dijeron que habría reconocimiento internacional (no hubo ni uno).✔ Te dijeron que todo era legal (no lo era).✔ Te dijeron que la UE apoyaría la independencia (todas las instituciones en contra).✔ Te dijeron que en caso de independencia seguiríamos en la UE (la UE dice lo contrario).✔ Te dijeron que restablecerían al “gobierno legítimo” (no ocurrió).✔ Te dijeron que el ejército intervendría (era mentira).✔ Te dijeron que la ONU había denunciado a España (era trola).✔ Te dijeron que Puigdemont era “finalista” al Nobel de la Paz (jamás ocurrió).✔ Te dijeron “votad a Puigdemont que vuelve” (nunca volvió).✔ Te dijeron “haremos a Puigdemont President de nuevo” (él mismo renunció).✔ Te dijeron “el 21D seremos ingobernables” (Cataluña pasó del tema).✔ Te dijeron “saca el dinero del cajero y así la economía colapsa” (era fake).✔ Te dijeron “haremos huelga y pararemos Cataluña” (fue un fracaso).✔ Te dijeron “montaremos La Crida” (otro fracaso).✔ Te dijeron que abandonarían el Congreso en 18 meses (ahí siguen).✔ Te dijeron que España no es una democracia (ahí sigue como democracia plena en los rankings).✔ Te dijeron que el independentismo era mayoría (jamás superó el 50% en ninguna convocatoria electoral).✔ Te dijeron que Puigdemont podría entrar en el Parlamento europeo como perico por su casa (la realidad es que no les dejaron recoger ni la acreditación provisional a Puigdemont y Comín).Se acumulan las mentiras del procés».
«Hay gente que busca problemas, y cuando buscas problemas, los encuentras».
«Hoy es un día triste. Pero, a lo mejor, ahora se entiende por qué mucha gente tiene miedo; por qué muchos no protestan; por qué tantos dicen que aquí no pasa nada...»Vivimos en una dictadura cada vez menos camuflada, con una kale borroka alentada desde el gobierno catalán. Donde se nos castiga por pensar y hablar en nuestro idioma; donde se lava el cerebro a los críos desde su más tierna infancia; donde todos los medios de comunicación están manipulados para enfrentarnos... ya no con el resto de España sino entre los propios catalanes. Te odian por no adorar una bandera ideológica, pura insignia del odio. Te miran mal por comprar el periódico que te apetece. Te rayan el coche por no comulgar con su credo separatista. Desinfectan las calles que pisas. Te amenazan de muerte con una foto tuya acompañada de una bala en tu frente... Estamos envueltos en odio. De mucho odio. Así malvivimos.»Y luego, desde fuera, nos preguntáis que por qué no nos quejamos.... ¿En serio? ¿EN SERIO?».
«Hay una serie de verdades o posverdades en el proceso que no son ciertas. Son las formas de expresión que, repetidas mil veces, parecen equivaler a una verdad. Pero que no lo son en absoluto.»Todo el sustento ideológico descansa sobre diferentes valores. Primero: que la soberanía reside en el pueblo español. Ese es un valor absoluto que está proclamado por la Constitución. No se puede sustituir la soberanía del pueblo español por la soberanía de ninguno de los pueblos que lo integren. La sentencia del Tribunal Constitucional de 25 de marzo del 2014 [1], claramente establece, anulando y declarando inconstitucional la resolución cinco barra de la legislatura once [2], que la soberanía del pueblo catalán no es posible; que la “Constitución parte de la unidad de la nación española, que se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, cuyos poderes emanan del pueblo español”, ¡del pueblo español!, “en el que reside la soberanía”. “La identificación de un sujeto” soberano distinto, de cualquier ente territorial, “dotado de” “condición de” “soberano”, resulta “contraria a las” normas y “previsiones de los artículos 1.2 [3] y 2 [4] de la Constitución”. “La unidad ideal de imputación del poder constituyente”, continúa la sentencia, es, de acuerdo con el “fundamento de la Constitución y del” orden jurídico, el soberanismo del pueblo español, “origen de cualquier” otro “poder político”. Un acto de soberanía que otorgase la condición de sujeto jurídico de soberanía a cualquier ente territorial menor, no podría dejar de suponer la exención simultánea y laderación de esa soberanía al resto de los pueblos que constituyen España».
«No hay pues una soberanía catalana, hay una soberanía española. Y está proclamada por la Constitución. Y por su intérprete máximo y único, el intérprete auténtico, que es —como digo— el Tribunal Constitucional. Esa soberanía del pueblo español ya ha sido resaltada. Se respeta en Italia y se respeta en Alemania. Y cuando el Tribunal Constitucional italiano o el Tribunal Constitucional alemán dicen [sic] que la soberanía reside en todo el pueblo alemán o reside en todo el pueblo italiano, se acaba la pretensión de la Liga Norte del Veneto o de Baviera. Y a nadie se le ha ocurrido tachar, ni al Tribunal Constitucional italiano, ni al Tribunal Constitucional alemán, ni al Estado español, ni al Estado italiano, ni al Estado alemán, de Estados opresores contra el orden democrático. Esa aceptación absoluta de esa verdad justifica la bondad democrática de esos pueblos que están tan próximos a nosotros en el entorno occidental.»No hay pues soberanía del pueblo catalán, hay soberanía del pueblo español. Aunque no existe el derecho de autodeterminación, y así ha sido puesto de manifiesto, el Tribunal Constitucional ha destacado también en muchas ocasiones (y concretamente en las sentencias de 2015 [5] y 2017 [6], que anulan las resoluciones, cinco once [7] la primera, y la ley 19 del 2017 [8] la segunda) que sí existe un derecho a decidir. Pero el derecho a decidir, en el marco de la Constitución, corresponde a todo el pueblo español. No puede otorgarse ese derecho a decidir fuera de los modelos previstos en la Constitución y en el artículo 168 [9] de la misma».
«No hay legalidad democrática fuera de la legalidad constitucional. No hay atajos, no hay extramuros. Salir del ámbito de la legalidad constitucional es colocarse en el ámbito de la ilegalidad. Y colocarse en el ámbito de la ilegalidad propende al autoritarismo».