13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

30 de abril de 2017

Los descontentos con el ‘procés’

Entre los detractores del golpe de Estado por capítulos en Cataluña, no solamente hay que contar a quienes no comulgamos con la ideología que para su particular beneficio, hace un siglo inventara una camarilla de burgueses racistas capitaneados por Enric Prat de la Riba. Se encuentran también insignes nacionalistas, que desconfían de las intenciones de los pilotos del proceso o difieren de sus métodos.

Es el caso de Xavier Rius. Director de e-Notícies y separatista de pro, Rius (antes apellidado Tejedor Rius) ha mostrado repetidamente su disconformidad con las decisiones que se están tomando desde el poder regional. Como hizo el pasado 7 de marzo, en su columna «Hacia la fractura social»:
«Lo he dicho siempre: no se puede hacer la independencia con sólo dos millones de personas de un censo electoral de 5'5. […] Tú no puedes imponer la independencia a base de decreto aunque tengas mayoría absoluta. […] Por eso comienzo a pensar que si el Gobierno [de la Generalidad] se obstina en tirar adelante sin un apoyo social más amplio este país [por Cataluña] se puede romper por la mitad».
Y en «Esto no va de democracia» (19-12-2016), el también cofundador del diario digital catalán, que suma un millón de páginas vistas al mes según la OJD, alerta contra la posibilidad de que los pasos en falso comprometan gravemente la viabilidad de la secesión en el futuro:
«En el fondo, el proceso será un tiro por la culata. Habremos desaprovechado una oportunidad histórica. Recularemos dos o tres generaciones. Será necesario volver a empezar como en 1714 y mirar hacia delante. Pero ya lo sabían. Ya lo dijo Pujol el 4 de diciembre de 2007, durante otro proceso interminable, el del Estatuto: “Cuando vas a iniciar una jugada arriesgada debes saber cuántos soldados tienes detrás y cuántas escopetas, tanques y aviones”. La política es como la guerra, pero sin sangre».
Xavier Rius despliega una bandera separatista ante otros
contertulios de Intereconomía TV para escandalizarles,
en un especial informativo sobre Cataluña emitido el
18 de octubre de 2012
Con esa célebre frase de Mao Zedong concluye el párrafo. En una entrevista para el digital generalista vasco Ikusle, que salió coincidiendo con la fecha de la última Diada, el 11 de septiembre, Rius señaló el que a su modo de ver constituye el principal peligro:
«Imaginemos que siguen adelante. ¿Quién te reconocerá si no hay una mayoría abrumadora a favor de la independencia? Porque en estos casos lo importante no es la declaración unilateral de independencia sino el reconocimiento internacional y no veo a Merkel, a Obama —o quién sea el próximo presidente— ni al Vaticano por la labor».
Al tiempo que denunció el clima artificial creado alrededor:
«El proceso está cogido con pinzas. No se puede romper la imagen idílica que algunos quieren transmitir a través de los medios de comunicación públicos. La más leve crítica es confundida casi con un delito de alta traición. ¿Crees que lo que yo digo no lo ven ellos? ¿Que no somos bastantes? Claro que lo ven pero a ver quién es el valiente que dice la verdad».
Efectivamente, por sus críticas se ha convertido en uno de los personajes más odiados por el movimiento separatista. En una página web titulada precisamente así, Insults (‘insultos’), el periodista se entretiene en recopilar denuestos que los “pacíficos” y “democráticos” chicos de la Revolución de las sonrisas a menudo le despachan:
«Gente como Xavier Rius y e-Notícies conseguirán mandar a la mierda el proceso. ¡Quintacolumnistas!».
«Aprende a hacer de troll del proceso con más gracia, tonto».
«Todavía no tengo claro si eres catalán o español».
«Qué peste a colaboracionista echas».
«A los soberanistas, que somos mayoría en el país, nos da igual lo que opine un Freak como tú. Tonto útil del unionismo».
«Ya sabemos que tienes ganas de que el proceso descarrile».
«Si conseguimos la independencia te tiraré a la cara toda esta basura».
«Ya pareces del PP».
«A Xavier Rius ni agua, ni leerlo ni nombrarlo. Únicamente como hice yo hace tiempo, ignorarlo. Cobra del CNI».
En 2015, eran las desencantadas palabras de otro conocido secesionista las que recogía su medio, Santiago Espot:
«Una declaración de independencia es un acto de fuerza, no se desea el conflicto, estamos viviendo una gran farsa, […] Debes desafiar una legalidad y sustituirla por otra. […] ERC y CiU quieren hacer una tortilla sin romper el huevo, quieren hacer creer a la gente que es posible alcanzar la independencia sin ese conflicto institucional, eso es imposible. […] No se puede hacer una independencia teletubi».
A lo largo de una jugosa entrevista para La Gaceta (15-10-2015), este pintoresco activista del «independentismo radical», como él mismo se define, y presidente ejecutivo de Catalunya Acció (‘Cataluña Acción’), entidad responsable del reparto de silbatos en varias finales de la Copa del Rey de Fútbol para pitar al himno nacional y de denunciar a numerosos comerciantes —3.000 sólo en el período de 2009— por no rotular en catalán (divertidísimo el retrato que de él realiza Ramón de España en uno de sus vídeocomentarios), atacó de nuevo la tibieza reinante:
«Derecho a decidir. Eso no está en ningún diccionario de ciencia política. Fue Agustí Colomines, un intelectual próximo a Convergència, el que se inventó el término. O desconexión, que está de moda ahora, para evitar hablar de romper. La independencia de Cataluña no es un enchufe. En general, todo el discurso de la Revolució dels somriures (Revolución de las sonrisas) está plagado de eufemismos. Por ejemplo, “Con la independencia España va a salir ganando”, dicen. Es decir, España va a perder el 25% de su PIB y va a estar contentísima. Y con el peligro de que la deuda, que va a nombre de España, se la coman ellos solitos. Y otra es que “vamos a ser amigos de España”. Ya tenemos amigos. Y amor. Yo no necesito que me quiera España. Yo no tengo ningún interés en ser amigo de España, aunque pueda tener amigos españoles».
Y pronosticó que la situación política actual «se va enquistar».

Santiago Espot fue candidato a la alcaldía de Barcelona en 2011 por Solidaritat Catalana per la Independència (SI). Partido cuyo ex líder, Alfons López Tena, es hoy otro decepcionado más. Su formación irrumpió con fuerza en el Parlamento autonómico en 2010 gracias al tirón mediático de Joan Laporta, quien iba como cabeza de lista. Una vez rota la alianza con el rutilante y hedonista ex presidente del Barça pocos meses después, debido a disensiones internas, SI no renovó ninguno de sus cuatro escaños en la siguiente convocatoria electoral.

Los seguidores en Twitter de López Tena están habituados a leer sus frecuentes pitorreos en tuits así de mordaces:
«De los creadores de “O referéndum o referéndum” llega ahora “O referéndum o 9NbisRemix”».
Porque este notario saguntino, miembro de Òmnium Cultural, y presidente y fundador —junto a Hèctor López Bofill— del Cercle d'Estudis Sobiranistes (‘Círculo de Estudios Soberanistas’), está convencido de que el referéndum de autodeterminación anunciado por el presidente Carles Puigdemont para antes de final de año no se celebrará.
«El procés no tiene nada que ver con la independencia. Es un comunitarismo autoritario, persigue un control social total sobre la parte que le da apoyo y no tiene otra finalidad que conseguir concesiones de España. No pretende la independencia, sino obtener compensaciones y tener el control de los presupuestos públicos y de las redes clientelares».
Bajo la atenta mirada de efectivos de la Guardia
Urbana y en compañía de otros dos diputados de
su partido, Alfons López Tena protagoniza una
acampada ‘por la independencia’ frente a la
sede del Parlamento autonómico, en 2011
Quien fuera vocal del Consejo General del Poder Judicial entre 2001 y 2008 —a propuesta de CiU, coalición en la que militaba—, ha acuñado el término «procesismo» para distinguir la impostura. Y además de aprovechar para reivindicar con orgullo la autoría del famoso eslogan Espanya ens roba (‘España nos roba’), continúa diciendo en la edición de El Mundo del 6 de marzo:
«No hay nada preparado. Lo que sí que habrá será agitación y propaganda. Aprobarán esa especie de ley cuántica, en la que se está dentro y fuera de España simultáneamente. Dirán que los españoles son muy malos, llamarán al pueblo a manifestarse, harán conciertos de Lluís Llach en el Camp Nou. Pero desobediencia, en absoluto. Todo esto no son más que distracciones: un Estado es el control efectivo de un territorio y una población con monopolio de la violencia, legítima. Pero cúpulas de CDC y ERC no han hecho nada nada. Dicen que no van a poder impugnar la ley [de transitoriedad jurídica] y, a la vez, que no la enseñan para que no la impugnen. […] El Estado sabe de sobra que todo esto es de risa, que no pretenden la independencia. Es simplemente una molestia. Pero luego está la lógica de la capitalización: de la misma manera que los procesistas tienen que presentar al Estado como la Camboya de Pol Pot, también por parte española dicen que hay que evitar un gravísimo atentado a la unidad. Hasta ahora, no ha sido necesario más que el funcionamiento ordinario de las instituciones del Estado de Derecho. Y no creo que sea necesario nada más: en Cataluña se ha acatado todo».
A la mañana siguiente de la publicación de sus polémicas declaraciones en el rotativo madrileño y enmedio del revuelo formado, Alfons López Tena se reafirmó ante los micrófonos del programa Más de uno, en Onda Cero. Y este miércoles compareció en el plató de 8 al día, en 8TV, para conceder a Josep Cuní una entrevista mucho más extensa, de casi media hora. Donde dio por finiquitado el proceso y se desmarcó de él:
«No quiero formar parte de toda esta farsa. […] Esto ya ha pasado. La oportunidad de la independencia de Cataluña, a mi entender, acabó hacia el año 2011. A partir de aquel momento es pura repetición».
Un montaje cada día con mayores brechas. Que en cada fase se presenta mucho más incierto.