13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

7 de junio de 2010

A vueltas con los toros

Los políticos nacionalistas llevan décadas intentando prohibir en Cataluña las corridas. Y ahora se encuentran más cerca que nunca de conseguirlo.
1º) Estoy totalmente en contra de la fiesta de los toros. Considero que espectacularizar el sufrimiento de un ser vivo es inmoral, gozar con el dolor ajeno y, encima, cobrar entradas para presenciarlo nos degenera, nos devuelve como sociedad a la barbarie.
2º) A quienes defienden la tauromaquia alegando que es una tradición, les recordaría cómo la historia está llena de tradiciones inhumanas que han sido, afortunadamente, abolidas gracias al progreso. La esclavitud, la lapidación de las adúlteras, los galeotes, echar cristianos a los leones, las peleas de gladiadores, la crucifixión, la explotación infantil en minas y fábricas, quemar a los esquizofrénicos en la hoguera, el vasallaje, pedir permiso al rey para mantener un coito (de donde proviene la célebre voz inglesa fuckFornication Under Consent of the King, que los agraciados debían colgar en las puertas de sus casas durante el desfogue—, el derecho de pernada, o ponerles capirote a los tontos en los pueblos, son hoy sólo un mal recuerdo.
3º) De todas formas, siempre podríamos dar gusto a los defensores del toreo y evitar que se pierda tan “artística” tradición lidiándoles a ellos en el coso.
4º) La verdad es que los políticos de Cataluña no están impulsando esta iniciativa legislativa por piedad, no. Y la prueba la encontramos en que dentro de su articulado blindan los correbous (toros embolados), también atroces con el animal, pues consisten en prenderle las astas y hacerle correr entre los festejantes aterrorizado por las llamas, tradición que —ésta sí— consideran autóctona. El verdadero motivo de su cruzada cabe buscarlo en el profundo rechazo que los catalanistas sienten hacia todo lo que consideran símbolo de españolidad. La misma razón por la cual:
- Derriban repetidamente las vallas publicitarias del toro de Osborne instaladas en Cataluña. Cuando dan con ellas en el suelo, los autores las patean e insultan entre histéricas risotadas, según ellos mismos relatan luego en Internet.
- Gobernantes de la Generalidad (el más recalcitrante, el consejero de ERC Josep Huguet, conocido como el Lenin del Bages) han realizado varias tentativas de prohibición de la venta de figuritas de flamencas e imaginería taurina en las tiendas de souvenirs de la Sagrada Familia y Las Ramblas de Barcelona, para que ofrezcan sólo artículos puramente catalanes y —según argumenta— los turistas «no reciban la impresión de que están en España».
En definitiva: hipocresía, hipocresía e hipocresía. Hipocresía separatista de la de siempre. Que nadie se lleve a engaño.

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