13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 

17 de agosto de 2017

El timo del ‘federalista’

Joaquín Leguina fue presidente de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1995, y dirigió durante once años la Federación Socialista Madrileña. Por sus opiniones adversas, que alcanzan incluso al último presidente del Gobierno que ha dado su partido (en 2014 publicó un libro titulado Historia de un despropósito: Zapatero, el gran organizador de derrotas), podría considerársele una voz crítica dentro del PSOE.

Desde hace más de un siglo, los nacionalistas aspiran a
secesionar Cataluña de España y a anexionarse otros
territorios (‘Països Catalans’). Lejos de satisfacerles
o aplacarles, cualquier concesión sólo servirá para
auparles todavía más hacia esos dos objetivos
Es también autor de 10 mitos del nacionalismo catalán (Editorial Planeta, Temas de Hoy; 2014), donde esgrimiendo datos económicos e históricos, desmonta las más repetidas fabulaciones que cimientan el tinglado separatista. Un asunto este sobre el cual Leguina acaba de escribir el artículo «¿Hasta cuándo vas a abusar de nuestra paciencia, Catilina?» (ABC, 05-08-2017), para alertarnos contra la colosal trampa que teje el reelegido Pedro Sánchez. Y que toma su título del inicio del discurso con que Cicerón destapó la conjura de un candidato perdedor ante el Senado romano, en el año 63 a.C. («Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?»):
«En marzo de 1998 un grupo de biempensantes suscribió un escrito titulado “Por una salida dialogada del conflicto vasco”, en el cual, entre otras lindezas se leía lo siguiente:
»“Las soluciones policiales como única vía de pacificación proporcionan a la ciudadanía falsas expectativas y ofrecen como resultado un saldo negativo […] Como ciudadanos solicitamos a nuestro Gobierno que busque soluciones que vayan más allá de las estrictamente legales, apostando por la vía del diálogo y la negociación sin condiciones”.
»Entre quienes suscribían la petición estaba Manuela Carmena.
»Es fácil imaginar lo que hubiera pasado si los sucesivos Gobiernos, en lugar de mantenerse firmes, se hubieran plegado a las peticiones de “los abajo firmantes”.
»Pero el “diálogo” (¡qué bien suena!) ahí sigue, como bálsamo de Fierabrás que todo lo atempera y lo cura. En efecto, casi veinte años después y a propósito del proceso ilegal y sedicioso de los separatistas catalanes, Miguel Iceta y Pedro Sánchez han suscrito un documento en el cual —y como aperitivo— se asegura que en Cataluña se vive “un proceso de secesión agudizado progresivamente por la falta de diálogo entre los Gobiernos de España y de la Generalitat...”.
»Y luego siguen con la misma matraca “dialogante”:
»“Para superar el enfrentamiento es necesario abrir un nuevo escenario de diálogo y propuestas concretas que debe culminar en una reforma federal […] Nuestro sentido institucional nos lleva a emplazar a todas las fuerzas políticas a superar la actual falta de diálogo y manifestar públicamente un proyecto serio que consiste en realizar una oferta política para que, en beneficio de todos los catalanes y catalanas, el choque de trenes del próximo 1 de octubre no se produzca”.
»Y uno se pregunta: ¿sobre qué asuntos quieren dialogar estos dos sedicentes socialistas, con unos líderes nacionalistas cuyo único objetivo es la secesión?
»¿Qué oferta política les hacen?
»Pues “la oferta” que Sánchez viene pergeñando de la mano de Iceta es “una reforma federal de la Constitución española que nos una de nuevo a todos”.
»¿Y qué reforma es esa? La federal, pero tras su “resurrección” Sánchez la ha ampliado, metiéndose en las procelosas aguas de la plurinacionalidad, dentro de un boceto en el cual todo parece “sospechoso y descabellado” [1], para usar las palabras de Javier Redondo (“El Mundo”, 15-VII-2017). Detrás late una insoportable equidistancia entre la supuesta “recentralización” de Rajoy y el separatismo montaraz y sedicioso.
»En efecto, el dúo Iceta-Sánchez ha ido esta vez mucho más allá que aquella meliflua declaración de Granada y se han metido en el barrizal del monolingüismo (en Cataluña quedaría su lengua “propia” como única lengua oficial y obligatoria) y el sinsentido de la “España plurinacional”, lo cual exigiría cambios constitucionales de calado. Por ejemplo, en el Título Preliminar, Artículo 1: “La Soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”; el Artículo 2: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”. O el Artículo 3: “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen del deber de conocerla y el derecho a usarla”.
»Pero quienes defienden estas reformas radicales nunca se dignan a hablar del complejo procedimiento para llevarlas a puerto, aunque para ello baste con leer el artículo 168 de la Constitución:
»1. Cuando se propusiere la revisión total de la Constitución o una parcial que afecte al Título preliminar, al Capítulo segundo, Sección primera del Título I, o al Título II, se procederá a la aprobación del principio por mayoría de dos tercios de cada Cámara, y a la disolución inmediata de las Cortes.
»2. Las Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.
»3. Aprobada la reforma por las Cortes Generales, será sometida a referéndum para su ratificación.
»Mucha madera para abordar un plan tan ambicioso sin el apoyo de ningún otro partido constitucionalista.
»Sánchez quiere mostrar que frente a la política de resistencia de Rajoy él tiene un plan “dialogante” para Cataluña. Y lo presenta como un antídoto frente al referéndum del 1 de octubre».
Y señala las malas artes que está desplegando el líder de la oposición:
«Naturalmente, nadie espera que el frente secesionista se lo tome en serio, pero lo que en el fondo pretende es que la opinión pública reparta la culpa del disparate catalán entre los secesionistas y el Gobierno. De alguna forma, Sánchez equipara el incumplimiento de la ley con una supuesta falta de voluntad de diálogo por parte del Gobierno, lo cual es una vileza moral y política.
»Lo único que en verdad desea Sánchez es crear, a base de estas descabelladas propuestas —llenas, además, de regalos económicos y políticos para la Generalitat—, una plataforma electoral para que su amigo Iceta se presente a las próximas elecciones autonómicas con esta “original” apuesta, pretendiendo con ello parar la caída electoral en picado que viene sufriendo el PSC... y una vez más sin hacer caso de la vieja conseja campesina según la cual “para salir de un hoyo, lo primero es dejar de cavar”.
»Y a todo esto, ¿cuándo va a consultar Sánchez a sus sacrosantas bases acerca de la conveniencia o no de subirse a este caballo sin bridas y sin estribos? Lo prometió cuando hizo su campaña electoral, pero me temo que jamás pensó en cumplir esa promesa».
Hace tres años, también en el periódico de Vocento, Joaquín Leguina ya cargó contra esa propuesta de su partido en una entrevista (ABC, 17-02-2014):
«El debate sobre federalismo sí, federalismo no, es absolutamente falso. Nadie está aquí planteándose eso, es una columna de humo. Este es un Estado, que me digan qué diferencias hay entre este Estado autonómico y el Estado federal de Alemania o de Estados Unidos. Lo peligroso del Partido Socialista actual es que se quiere colocar en el medio y aquí no hay equidistancias: o estás con la Constitución o estás en contra de la Constitución, como los separatistas, y no se trata de poner paños calientes. Se trata de combatirlo. Lo que yo recrimino a Zapatero con muchos argumentos es que inició un proceso disgregador pensando que iba a solucionar el problema de los separatismos. Pero si ya el señor Ortega [y Gasset] en el año 1932 dijo que “eso no tenía solución”».
El dislate, la imbecilidad de la «plurinacionalidad» que Pedro Sánchez enarbola en su discurso significa su sumisión a la teoría herderiana —de Johann Gottfried von Herder (1744-1803)— que identifica lengua con nación, usada por el separatismo para inventar aquí cuatro naciones: la catalana, la vasca, la gallega y la castellana. No siendo España sino el resultado de la conquista e imposición por vía militar de esta última sobre las demás (que por añadidura, eran pacíficas, tolerantes, civilizadas y cultas). Como escribiera Antoni Rovira i Virgili (1882-1949) en El principi de les nacionalitats (‘El principio de las nacionalidades’), publicado en 1932:
«Madre de la nacionalidad, podríamos decir de la lengua. De todos los elementos que forman la nacionalidad, la lengua es el más potente, el más influyente, el más decisivo. […] La lengua constituye la más fuerte señal de la nacionalidad. El mapa lingüístico de Europa es, en sus grandes líneas, y aparte de unas pocas excepciones, el mapa de las nacionalidades».
Y evidencia la vergonzosa sintonía del actual secretario general del Partido Socialista con la línea de Artur Mas, quien desde las páginas de El Mundo amenazaba (17-07-2010):
«Si España quiere ser una sola nación, tendrá muchos problemas».
No obstante, en algo me hallo en desacuerdo con el análisis de Leguina: cuando augura el fracaso del proyecto de Sánchez por carecer del «apoyo de ningún otro partido constitucionalista». Por lo pronto, Podemos entona la misma cantinela («Este Estado tiene varias naciones que tienen derecho a decidir», proclamó gozosamente Pablo Iglesias dando un mitin el 21 de junio de 2016, en Vitoria). Y sin contar a los secesionistas, entre ambas formaciones políticas sumaron 10'5 millones de votos en las elecciones generales (5.424.709 y 5.049.734, respectivamente). El 43'76%. Con una campaña de propaganda adecuada para convencer a los incautos de que resolvería el mal llamado «conflicto territorial», muy bien podrían impulsar con éxito una reforma constitucional capaz de apuntillar a España tal como la conocemos. Ya se logró en 1978, cuando políticos y periodistas embaucaron al país entero con la implantación de las Autonomías bajo idéntico pretexto.

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1. «Nosotros, el PSOE», de Javier Redondo Rodelas, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid y director de la revista La Aventura de la Historia. Además de artículos, ha publicado: Presidentes de Estados Unidos: de Washington a Obama, la historia norteamericana a través de los 43 inquilinos de la Casa Blanca (La Esfera de los Libros, 2015).

2 comentarios:

  1. La aparición de personajes como Pedro Sánchez (y en su momento el inenarrable Zapatero) obedece a la manera de concebir el funcionamiento de las grandes formaciones políticas (PSOE como paradigma) que ha sido una constante en estos últimos 10-15 años.
    El ser político “estilo Pedro Sánchez” se ha convertido en una profesión más que suculenta para los cabezas visibles de esos partidos políticos y sus numerosos allegados. Gente sin oficio ni beneficio, que directamente no han trabajado en su vida, y que han sido amamantados año tras año, mediante su inclusión en los organigramas de los organismos oficiales: Diputaciones, Ayuntamientos, Corporaciones Locales, y un largo etcétera. Y si no había organigrama el partido se lo creaba a medida. Sin problemas.
    Esto ha derivado en que el político actual “estilo Pedro Sánchez” lo único que ha hecho es medrar/pelotillear para subir en su partido y cultivar una verborrea facilona, machacona y repetitiva, que en el fondo no transmite ninguna idea o mensaje lógicos. Esto no sería posible sin un pacato electorado, que es la otra parte del problema.
    Decía, o se dice que decía Winton Churchill aquello de “La Democracia es el menos malo de los sistemas políticos”. Puede que sea así, discutible, pero el final de la frase podría ser “… cuando el electorado está formado con una apreciable cultura y sobretodo una buena conciencia cívica”. En el caso español, claramente, esto no es así. El español, cualquiera que sea su procedencia, entiende muchas veces su voto como un arma arrojadiza contra los que no son de su bando, en vez de ser una decisión sopesada, meditada y razonada. Al igual que en el caso de los independentistas de Catalunya, su voto es una expresión sentimental, no cerebral.
    Por ello, se produce el fenómeno del amplio apoyo social al político “estilo Pedro Sánchez”, y de manera similar, aunque con diferentes matices, a un lerrouxista barato como Pablo Iglesias. Sobretodo por parte de una joventud que claramente no tiene la formación de generaciones anteriores - que tras años y años de planes y contraplanes de estudios tristemente ha sido una gran bolsa de generaciones culturalmente perdidas- y que ha engullido como celestial maná, entre otros eslóganes de taberna libertaria, la dualidad “rojos-fachas”, que maldito el día que desenterró el primer protopolítico “estilo Pedro Sánchez”, Zapatero, que ha recogido en su testigo Pablito Iglesias (en sus primeros discursos, parecía que hubiera regresado el día anterior del frente del Ebro) y cómo no Pedro Sánchez, que añade la sempiterna corrupción del PP copiada del segundo, para sus mítines y discursos.

    Chorch

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  2. SE CAE DE SUYO QUE CON "EL DERECHO DE AUTODETERMINACIÓN" CATALUÑA ACABARÍA DESCOMPUESTA EN CONDADOS (BARCELONA, GERONA, AUSONA...), TAL COMO EMPEZÓ, Y QUE ES ABERRANTE CONTRADICCIÓN "UNA DECISIÓN UNILATERAL ABIERTA AL DIÁLOGO". LAS FUERZAS DEL ORDEN HICIERON LO QUE DEBEN ("¡VAMOS A RETIRAR LAS URNAS Y A QUIEN SE INTERPONGA!"), PUESTO QUE ES ESTÉRIL EN UN ENGENDRO DE REFERÉNDUM FILIAR A LOS MIEMBROS DE LA MESA, QUE PROLIFERAN COMO HONGOS, PARA QUE LOS CITE EL JUZGADO. SI JORDI SÀNCHEZ NO RECONOCE A LOS TRIBUNALES ESPAÑOLES, QUE DESCUIDE, YA LO ENVIARÁN A UNA PRISIÓN CONOCIDA.
    ¡"IN-DE-PEN-DEN-CIA" LA DE LA JUSTICIA! ¡QUE EMPAPELEN Y PROCESEN A LOS TRANSGRESORES, QUE SE HAN ATREVIDO A LO QUE NINGÚN OTRO PARLAMENTO REGIONAL!

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