El Teatro Chino de Manolita Chen fue un famosísimo espectáculo de variedades que encontró acomodo durante el Franquismo y hasta bien entrada la Transición, e inundó de alegría la geografía española. En un trayecto largo por carretera, resultaba del todo imposible no toparse con pueblos y capitales de provincia jalonados con carteles anunciadores de su próximo paso por el lugar, del feliz acontecimiento de su visita. No había feria que se preciase que no albergara su carpa. En lugar preferente además, entre la noria y la tómbola. Sus funciones, mezcla de circo y cabaré ambulante, combinaban géneros tan dispares como la copla, la magia o las acrobacias, sin escatimar el picante aderezo de algún número considerado -para la época- transgresor.

Hoy compruebo con júbilo cómo el espíritu de aquello pervive con admirable energía. Sólo que, en nueva prestidigitación de su sexo, Manolita ya no es Manolita y ahora se hace llamar Joan. Joan Puigcercós, Joan Tardà, Joan Laporta, Joan Carretero, Joan Ridao... Pero continúa como siempre, paseando su teatrillo portátil por doquier para deleite popular. La localidad agraciada este domingo ha sido, nada menos, que Sabadell, otrora conocida por sus tejidos, desde ahora también por sus atracciones. Y es que Joan Chen, con un censo mangado y varias urnas indebidamente utilizadas, les ha montado una representación de lo más entretenida. Las cifras de la taquilla cantan: un entusiasta 13% de ciento setenta mil habitantes ha asistido. No se trata, la verdad sea dicha, de un éxito tan rotundo como el obtenido en el debut, en Arenys de Munt, donde se sobrepasó el 40%. Pero encontraríamos injusto que, aun así, el subvencionado productor teatral se quejase.
El programa, el de siempre: al númerito de la democracia travestida, le han seguido el del niño votante y la muy aplaudida actuación del inmigrante ilegal que, sin siquiera entender nuestro idioma, sabe decidir nuestro futuro. Aunque el artista más esperado fue, sin duda, el ilusionista, capaz de hacer aparecer de la nada un carné de los Països Catalans y colarlo como auténtico para identificarse. No cabe duda, la calidad del entretenimiento sigue siendo la misma que hace cinco décadas.
La prensa ha tomado buena nota de todo y ya se publicita que la gira continuará por el resto de la región catalana. Y el público, el público regresó satisfecho a sus casas, que es lo importante.