13 AÑOS DE CRÓNICAS EN ‘CATALIBANES’ 
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15 de diciembre de 2010

La Cicciolina de Lérida

Estas elecciones autonómicas han sido de todo menos aburridas. Hemos tenido a líderes disfrazados de supermán (José Montilla), spots de féminas penetrando urnas con sus papeletas entre sonoros orgasmos (PSC), candidatas demandando el sufragio sensualmente envueltas en una toalla (la Nebrera). Y hasta el compromiso electoral en firme de construir aeropuertos para ovnis que ofreció Carmen de Mairena a bordo del CORI.

Uno de los jolgorios más celebrados vino con la noticia de que Joan Laporta había fichado a la estrella del porno María Lapiedra como imagen de su campaña electoral. Y ella, que se tomó muy a pecho su cometido, lanzóse breve de indumentaria a protagonizar un videoclip propagandístico, trotando por Madrid cual cervatilla en celo (cosa harto meritoria, pues hace allí un frío que pela). La música recuerda bastante al Time After Time de Cyndi Lauper; y la letra es de gran sofisticación, como ahora comprobaremos. Comienza con la sentida interpretación de un coro que deja chico al de Nabuco:
«Cataluñaaaaa, / Canta libreeeee / Con Laportaaaaa / presidenteeeee».
A continuación, aparece María con una bandera separatista delante del Estadio Santiago Bernabeu, derrochando dotes vocales:
«Es tiempo de luchar por lo que es nuestro, / El cielo de Cataluña es azul. / Es tiempo de luchar por nosotros, / Es tiempo de amar, / Es tiempo de amar. / La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah!».
Ahí, justamente ahí y no antes, es cuando María Lapiedra, la nuestra, nuestra María, manotea para abanicarse, enardecida por la sola mención de su idolatrado.
«Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente. / Si llevó al Barça a lo más alto, / Si en Guardiola confió. / Ya es tiempo de pasar de todos / Los que se aprovechan de nuestra bondad, / Los que se aprovechan de nuestra bondad».
Y acomete otra vez el estribillo:
«La vida es muy corta / Y tienes que ganar. / Si quieres resultados: / Laporta presidente, ¡aaaaah! / Laporta presidente, ¡uuuuuh! / Laporta presidente».
Porque conocemos a María hace tiempo y la sabemos incapaz de engañarnos; que si no, sospecharíamos que ha copiado estas estrofas de alguna antología poética de Juan Ramón Jiménez.


El vídeo corrió por las redacciones periodísticas e Internet como gasolina incendiada. El 27 de noviembre, apenas ocho días después de haber sido colgado en YouTube, ya sumaba 236.897 hilarantes visionados y era motivo de pitorreíllo generalizado. Pero poco antes de esa fecha, el día 22, la dirección del partido había renegado de la cantante a través de Facebook y desautorizado sus iniciativas mediante una nota oficial cruelmente titulada «aviso importante sobre las mentiras y difamaciones contra Solidaritat Catalana», que constaba de cuatro puntos como cuatro mazazos:
«1. La Sra. María Lapiedra manifestó que quería votar a Solidaritat Catalana de forma personal y apoyó un acto de SI [siglas de la formación] en Begas a través de un comunicado del cual se hicieron eco algunos medios de comunicación ajenos a SI.
2. María Lapiedra no tiene ningún tipo de relación de colaboración ni de ningún otro tipo con Solidaritat Catalana, ni la ha tenido nunca más allá de la de una mera votante entre tantos que han manifestado querer votar a SI.
3. María Lapiedra ha realizado un vídeo promocionándose con el nombre de SI que nada tiene que ver con nosotros y ya le hemos advertido en diversas ocasiones de que ni puede utilizar el nombre de Solidaritat Catalana, ni el de Joan Laporta para sus actividades públicas.
4. Pedimos a todos que no utilicen el nombre de Solidaritat Catalana ni de Joan Laporta para intereses personales sin autorización del partido y, en particular, a los medios de comunicación que contrasten las informaciones que divulgan».
La repudiada artista viene desmintiendo desde entonces esa versión: alega que le propusieron presentar el mitin del municipio barcelonés de Begas y varios más, que contaba con carta blanca para promocionar Solidaritat como mejor estimase, y que mantuvo puntualmente informado al ex presidente azulgrana sobre la elaboración de su polémica canción. «Si a mí me ha engañado, puede hacerlo con cualquier catalán», nos previene la pobrecilla desde una entrevista al diario Marca.

Sólo cabe desear que este desagradable traspié político no trunque su prometedora carrera lírica.

13 de julio de 2010

¡Paul Presidente!

Nadie había pedido un cambio estatutario. La población catalana se dedicaba a trabajar y ver crecer a sus hijos, como las demás. Había insatisfechos, sí, los separatistas; pero ésos nacieron así. Y, además, lo que querían era la independencia, sin medias tintas. Quien agitó el avispero y destapó irresponsablemente la caja de los truenos —en comandita con Pasqual Maragall— fue el entonces candidato a la presidencia del Gobierno, Rodríguez Zapatero, impulsando algo no reclamado por la ciudadanía: «Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento de Cataluña», prometió durante un mitin en la Barcelona del 13 de noviembre de 2003, sospecho que con motivos más inconfesables que sólo arañar unos votos. Lo que vino después es ya Historia: la radicalización del envalentonado secesionismo, los agravios entre regiones, el enfrentamiento entre españoles, la llamada de Carod-Rovira a boicotear Madrid 2012, el boicot al cava... La preguerra.

La manifestación nacionalista de este sábado fue un autentico homenaje a la mendacidad:

—Han asistidooooo... un millón cien mil personas —proclamó uno de los organizadores.

—Quita, quita; pocos millones son ésos —le corrigió otro—, ¡millón y medio mejor, con un par!

Pero ni el haber llegado a creerse su propia mentira les hace felices, porque la prensa internacional de lo que ha hablado profusamente ha sido de la victoria española en el Mundial, y no de su show identitario. Y, para colmo, miles y miles de catalanes han tenido la “insolencia” de abarrotar las plazas para ver nuestro triunfo futbolístico en pantallas gigantes, y celebrarlo después con una multicolor marea de rojigualdas. Que ya sabemos que para un separatista son como para Drácula la cruz.

El pasado 9 de julio, Ramón de España escribió al respecto lo siguiente en su inteligente artículo «La Catalunya real sale del armario», en El Periódico:
«Las muestras de júbilo popular ante los triunfos de la selección española en el Mundial de fútbol de Suráfrica tienen muy preocupados a nuestros nacionalistas, siempre dispuestos a sentirse, como los personajes de la novela homónima de Fiodor Dostoievski, humillados y ofendidos. En su opinión, los pérfidos españolistas están saliendo del armario (¿donde ellos han intentado mantenerlos encerrados desde hace más de 30 años?) y hasta se atreven a colgar banderas en los balcones […] ¿Hasta dónde vamos a llegar?, se preguntan nuestros patriotas mientras llevan a cabo acciones tan demenciales como embutirse en una camiseta de la selección alemana y concentrarse en una sede de ERC para dar rienda suelta a su odio al vecino».
Y prosigue en su lúcido diagnóstico:
«Si hubiera manera de razonar con ellos, les diría que las celebraciones catalanas de los triunfos de la selección española son absolutamente lógicas en una comunidad en la que, según las encuestas que se han publicado, más de la mitad de sus habitantes nos sentimos tan catalanes como españoles, sin que ello nos cause la menor esquizofrenia; una comunidad en la que, pese al ruido que hacen y la tabarra que dan, los independentistas no llegan al 20% de la población».
Concluye señalando con precisión los responsables:
«Desde que Jordi Pujol, ese caudillo providencial, decidió que había que potenciar todo lo que nos separaba del resto de los españoles e ignorar convenientemente lo que nos unía, los nacionalistas han ido trabajando con ahínco –y sin encontrar prácticamente resistencia en nuestras fuerzas de supuesta izquierda– en la fabricación de una Catalunya falsa que ha acabado por imponerse a la real. […] han construido un país en el que todo el mundo es independentista, un país más falso que un billete de tres euros, pero que a los nacionalistas les gusta más que el de verdad, pues este no deja de decepcionarles: la gente se queda en casa en vez de acudir a los chuscos referendos independentistas, celebra los triunfos de la selección española y detesta cada vez más a los políticos locales, esos personajes que para cada solución tienen la habilidad de encontrar un problema».
Mortificados como estamos por politicuchos renegados, el pulpo Paul, ese simpatiquísimo octópodo de Oberhausen, sí ha creído en España. Su palmarés de aciertos es impresionante, ha predicho partido tras partido todos los triunfos de nuestros campeones. Nunca nos ha fallado. Por lo que parece obvia la conclusión: deberíamos poner a ese entrañable habitante de acuario en el cargo de quien habita La Moncloa. Aseguro que lo desempeñaría muchísimo mejor.

11 de julio de 2010

Reflexiones sobre el desfile

La Pasarela Barcelona albergó ayer la enésima pataleta del nacionalismo. Tras lo cual, he llegado a las siguientes conclusiones:
1.º Que la manifestación era contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto.
2.º Que los separatistas se la han apropiado y hecho creer que todos allí pedían la independencia de Cataluña.
3.º Que la Guardia Urbana, a las órdenes del Ayuntamiento gobernado por el PSC —uno de los convocantes—, ha cifrado la asistencia en un millón cien mil personas.
4.º Que la Ciudad Condal cuenta con una población de sólo 1.621.537 habitantes (datos del Instituto Nacional de Estadística, de 2009).
5.º Que con semejante ojo para los cálculos, como para fiarse de la Guardia Urbana cuando multa por exceso de velocidad a los conductores.
6.º Que en el referéndum, los separatistas votaron en contra del Estatuto, pero ayer salieron muy irritados a protestar por el minirecorte del TC.
7.º Que los organizadores desplegaron autocares semigratuitos para llevar a gente desde todos los rincones de la región.
8.º Que —según denuncia el partido Ciutadans— la organizadora de la manifestación Òmnium Cultural, ha recibido 7,6 millones de euros en subvenciones por su supuesto carácter como entidad «de utilidad pública», pese a estar dedicándose a fines políticos.
9.º Que la inmensa mayoría de cuantos protestaban ni siquiera se ha leído el Estatuto.
10.º Que ninguno de los manifestantes se quejó de la galopante corrupción autonómica.
11.º Que los separatistas intentan conseguir por las bravas lo que no ganan en las urnas, como hizo Mussolini mediante la Marcha sobre Roma, en 1922.
12.º Que quienes presumen de “demócratas”, exhibieron el lema: «El pueblo no acata».
13.º Que todos debemos acatar las leyes y sentencias, menos los nacionalistas.
14.º Que a Montilla casi le dan a probar de la misma “medicina” que muchos catalanistas nos llevan propinando durante años a quienes cometemos la osadía de no pensar como ellos.
15.º Que para ofenderle y vejarle, le gritaron: «¡charnego!».
Y la peor conclusión de todas: los españoles estamos cada día más enfrentados por culpa de estos políticos agitadores, que serán los primeros en huir por la frontera —con el dinero, por supuesto— si esto acaba en guerra civil.

6 de julio de 2010

Premeditada indignación

Si algo caracteriza a los separatistas es el cinismo. Un cinismo proverbial, descarado, sin medida. Están instalados en la mentira, que es el líquido amniótico donde evolucionan hacia formas asombrosas de desvergüenza. Y lo mismo falsean la historia, que tergiversan la actualidad en obsceno ejercicio de lo que han bautizado eufemísticamente como patriotisme català.

En el referéndum celebrado el 18 de junio de 2006, votaron en contra del nuevo Estatuto de Autonomía siguiendo las consignas de la oficina parlamentaria del secesionismo, Esquerra Republicana. Consideraban eso del “estatutet” una engañifa colonialista amasada desde Madrid que de ningún modo les interesaba. Porque a ellos lo que les va es lo hard, lo duro. Quieren directamente una Constitución Catalana subsiguiente a la proclamación de su tan ansiada independencia.

Por ello sorprende la última desfachatez que han protagonizado: el pasado martes 29 de junio, escasas horas después de conocerse que el Tribunal Constitucional les iba a recortar un poquitín su repudiado texto estatutario, varios centenares se echaron a la calle con banderas secesionistas (estelades) para protestar enérgicamente en la Plaza de San Jaime de Barcelona, sede del Palacio de la Generalidad y del Ayuntamiento. Vivir para ver. Y es que acechan cualquier mínima circunstancia que poder aprovechar incendiariamente para la explotación del victimismo, para argüir otra vez:

—¿Veis?, España odia a Cataluña. No respeta nuestro autogobierno ni nuestra voluntad popular. Despertad. No nos dejan otra opción que marcharnos porque no cabemos dentro de su excluyente y fascista concepto de la democracia —ellos, precisamente ellos que votaron en contra.

La cita (en la imagen) tuvo más de Rave Party que de manifestación política, ya que los “indignadísimos” vociferantes escenificaron un multitudinario brindis por la independencia con cava de una entidad autodenominada como Red de Establecimientos con Conciencia Nacional, al nada barato precio de 5 euros cada vaso. Es decir, se aprovechó para hacer caja. Pues no debemos olvidar que, en el fondo, todo esto del nacionalismo no es más que un monumental negocio urdido por cuatro espabilados —y algún robahuevos— y sustentado sobre una masa de tontos útiles.

21 de junio de 2010

Clamor popular

Permanecieron desiertas las playas; los parques, sin gente; cines y cafeterías hubieron de cerrar por ausencia de público; y en los bingos de 48 municipios catalanes, ayer domingo no se cantó otra cosa que un hondo lamento ante la inexistencia de clientes.

Al grito de “¡Libertad, libertad, por el fin de la colonización, libertad!”, una inmensísima, enorme, abrumadora, desmedida, masiva, excesiva, desbordada, descomunal, inabarcable y nunca antes vista muchedumbre se lanzó literalmente contra las urnas para votar a favor de la secesión de Cataluña. Las colas resultaron kilométricas, e interminables las horas de espera para depositar el anhelo desmembrador en forma de papeleta dentro de una libertadora urna. Después, todos regresaron emocionados a sus casas dando pequeños saltitos —que eran, en realidad, pasos de sardana— y, al llegar, abrazaron fuertemente contra su pecho un retrato de Santiago Espot mientras se disponían a aguardar la inminente proclamación de la República Catalana desde algún balcón institucional.

Las cifras no pueden ser más elocuentes, 86 de cada 100 mayores de 16 años (inmigrantes ilegales incluidos) pasaron cantidad de ir a votar por considerar, quizás, que tienen otras prioridades en sus vidas. Y de entre quienes se acercaron a las mesas, el 7,5% eligió la continuación del orden constitucional vigente. Y es que, al igual que en las anteriores tandas de pseudoreferéndums, quedó demostrado lo que tanto tiempo llevan repitiendo los separatistas de forma rotunda, inapelable: que la población de Cataluña ansiamos mayoritariamente la independencia, ¡claro que sí!

Ahora, una vez apagados los focos y barridos los restos del aquelarre, flotan dos preguntas en el aire: ¿con qué dinero se está pagando todo esto? ¿Por qué se les permite utilizar indebidamente los censos oficiales, con los que podrían estar confeccionándose una lista negra de desafectos a la causa?

19 de junio de 2010

Enfermos de odio

Los separatistas son esos señores que disfrutan cuando a España le sucede algo malo y encima luego dicen que quienes odian son los demás españoles, a Cataluña.

Ésta ha sido una semana muy feliz para nuestros cínicos partículares. Recibieron la primera satisfacción el martes, cuando el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, impidió en sus calles una iniciativa privada de instalación de una pantalla gigante para seguir los partidos de la selección española en el Mundial de fútbol que se celebra en Sudáfrica. Muchos acogieron la noticia con placer casi libidinoso. Y es que no conviene olvidar cómo éste es asunto capital para los radicales, que el pasado año ya consiguieron lo mismo que don Jorge, pero en Tarrasa y mediante cóctel molotov en lugar de con decretazo.

Mas poco sospechaban los aún babeantes que al día siguiente les aguardaba el clímax: España perdía ante Suiza por 1 a 0 en su debut.

Con la derrota estalló el júbilo. Se han alegrado, divertido, contentado, exaltado, enardecido, relamido, entusiasmado, alborozado, emocionado, arrebatado, deleitado, recreado, refocilado, complacido, regocijado, encantado, revolcado, embelesado, extasiado, embriagado, enajenado y regodeado de lo lindo. Inimaginable un regalo mejor para ellos.

La siguiente es una inquietante selección de comentarios de lectores a la noticia en dos diarios nacionalistas, más relacionada con la psicopatología que con el deporte o la política:
-Gemma A, 18:24 - 16/06/2010: «Propongo que todo el que tenga un reloj Swatch se lo ponga para rendir un pequeño homenaje a nuestros compañeros suizos».
-Jofre, 18:24 - 16/06/2010: «¡Qué hartón de reír!».
-Jep, 18:43 - 16/06/2010: «Buff, hemos sudado, pero lo hemos conseguido».
-John, 18:51 - 16/06/2010: «La civilización ha derrotado al putrefacto Reino de España».
-Pere (Lausanne), 19:03 - 16/06/2010: «España: ¡jódete! ¡¡¡Acabo de hablar con un amigo y me ha dicho que Ginebra está colapsada por la locura y la alegría de haber derrotado a Charnegolandia!!! Vive la Suisse!».
-Judas Priest, 20:25 - 16/06/2010: «JA,JA,JA,JA,JA... Pero qué ridículos son los españoles».
-Josepó, 20:43 - 16/06/2010: «Viva Suiza, y la roja... a la plaza de toros».
-català, 23:29 - 16/06/2010: «Viva Suiza... y viva Catalonia- de Alicante a Perpiñán, de Tamarit al Alguer... y muera Asspain [juego de palabras con ass, en inglés ‘culo’, y Spain] y todos los asspainers de mierda... y qué hartón de reír… JAJAJAJA».
-Anónimo, 00:33 - 17/06/2010: «Muchas gracias, Suiza».
-Anónimo, 01:24 - 17/06/2010: «Buenísimo. Qué hartón de reír y qué alegría. ¡Se han tenido que meter la prepotencia y las campañas patrioteras por el culo a la primera! ¡¡Que se jodan!!».
-Anónimo, 10:47 - 17/06/2010: «Toda nuestra simpatía para Suiza, un país pequeño y respetuoso con las diferentes culturas, que ha dado una buena lección a este hatajo de cavernícolas».
-Miquel Soler (Vic), 11:12 - 17/06/2010: «Je, je, je... Me han alegrado el día los suizos».
-AliBay, 12:15 - 17/06/2010: «Cantad conmigo: “Por esto se oye este cantaaaaaar, que viiiiiiva Suizaaaaaaaaaa” XD XD XD».
-AliBay, 12:18 - 17/06/2010: «En pocos años la Confederación Catalana podrá saludar y agradecerle a la Confederación Suiza este triunfo del orden, la sensatez y la humildad contra la barbarie».
-Josep Escoda Sabatés (Sabadell), 13:05 - 17/06/2010: «Lo vi a trozos. Al final disfruté por el resultado».
-Sergi Moragues (Vallés Oriental), 13:37 - 17/06/2010: «¡¡¡¡Patapam!!!!... JA JA JA JA JA JA JA JA».
-Suïssa, 23:34 - 17/06/2010: «Ooooooooooléééééééé. Buenísimo: la vaca suiza follándose al toro de Osborne. JA JA JA JA JA JA JA».
Carne de diván. O potencial mano de obra para limpiezas étnicas, una de dos.

16 de abril de 2010

Yo no quería hablar de ella, pero...

Isabel-Clara Simó es de esas personas que tienen un aspecto desagradable, pero que, una vez conoces su interior, todavía repugnan mucho más. Es tan, tan, tan, pero tannn catalana... que nació en Alcoy. No sabemos qué opinará de que sus compañeros de ideología, los nacionalistas, tiren el agua del Ebro al mar en lugar de trasvasarla a su sedienta tierra levantina. Ni de que en su imaginario se hayan anexionado la Comunidad Valenciana y la llamen Catalunya Sud.

De lo que sí tenemos constancia es de cosas como la que pontificó antes de ayer desde un artículo titulado «Sobre españolistas» en El Singular Digital, altavoz catalanista para Internet, que sólo en los tres primeros trimestres de 2008, fue bendecido por el tripartito con una subvención de 16.832 euros, y que muestra en cada una de sus páginas el anagrama del Departamento de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalidad como si de un signo de vasallaje se tratase:
«Una señora llamada Rosa Díez, de origen socialista, se da cuenta un buen día de que los “suyos” no son suficientemente anticatalanes, y decide crear un partido propio, Unión Progreso y Democracia, que tiene como único punto del programa destruir la lengua catalana, doblegar a los catalanes y españolizar Cataluña».
Mire, doña Isabel, mientras usted engordaba en pesebres subvencionados como el arriba citado, o como Avui, periódico que jamás dio beneficios y cuyas pérdidas de miles de millones de pesetas ha sufragado durante décadas la Generalidad de Cataluña con nuestro dinero, Rosa Díez se estaba jugando la vida en Vascongadas por sus ideas y por la libertad en que creía. Y, ahora, sufre también insultos, amenazas de muerte y agresiones por parte de independentistas catalanes; los suyos, los de la cuerda de usted, que lleva años metida en plataformas secesionistas y firmando manifiestos por la independencia de Cataluña con pseudointelectuales y profesionalizados de la mamandurria. No he leído que condene esa violencia. Quizás porque se encuentra demasiado ocupada viendo “anticatalanes” por doquier y explotando el victimismo:
«Todavía no nos gangrenan las piernas, pero sí el alma. Insultarnos a nosotros [los catalanes] no en una emisora sino en muchas emisoras, y no solo en la radio sino en varias tertulias televisivas es habitual; tergiversando los hechos nos hacen parecer unos malvados».Estamos asediados». Anna Notícies, 30-01-2006).
«Estamos asediados. Seriamente asediados. La guerra contra la lengua [catalana] no ha hecho más que empezar: tanto si gana Rajoy como si gana Zapatero las elecciones españolas».Pues cómprate un perro». Avui, 12-02-2008).
Bueno, señora Simó, no le quito más tiempo, que debe de quedarle aún mucho odio por destilar.